Un muerto en el armario

Luis Fernando Garibello Peralta

El primer domingo de marzo el petróleo cayó a precios de hace 30 años, los líderes mundiales veleidosos como en los albores de la segunda guerra, dispararon al aire sus más temidas armas de destrucción masiva: el precio del petróleo y con ello el precio del dólar.
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Una llamada del príncipe heredero de Arabia Saudita al Presidente Putin buscando acuerdos en la OPEP no fue respondida, otra llamada insistente y lo mismo, no hubo respuesta del Ruso, entonces Bin Salman de un solo tajo, reventó contra el suelo los precios del crudo colapsando de manera brutal los mercados, y países como el nuestro que no produce siquiera el uno por ciento del petróleo mundial, pero que depende para sus finanzas en más de un 50 % de su precio, sufrieron un caos peor que el causado por el coronavirus sin contención posible.

En lo que termina una intriga palaciega: los posibles y más fuertes candidatos a suceder al Rey Saudí terminaron metidos en una cárcel en esa misma primera semana de marzo: hermanos, primos y todos aquellos que pudieran ser un obstáculo en su ascenso al trono.

Putin que en su ajedrez movió la ficha que tenía que mover, no responder la llamada del joven príncipe, pues conociendo la reacción siguiente, los precios se desplomaran y con ello puso en jaque a Estados Unidos y su poderosa industria del fracking que había convertido al país del norte en el principal productor de shale oil pero a unos costos altísimos, lo que no sucede en arabia donde “sacar” el petróleo cuesta muy poco y tienen mucho, ni en Rusia que se dedicó a construir alianzas con sus vecinos próximos China, Turquía y tendió una red gigantesca de gasoductos entre Europa y Asia poniéndolo en el primer lugar en producción y distribución, lo más estratégico por estos días y en el futuro.

La jugada a Putin no pudo salir mejor pues por los días de esta puja, ya el covid estaba haciendo estragos y se presagiaba lo peor, como en efecto está sucediendo, pero esto no importa a este tipo de líderes, están acostumbrados a la tierra arrasada así fuera el mundo entero, no más miremos Siria y los miles de muertos y millones de desplazados.

Creo que Putin si tenía claro quien era Trump y lo predecible de su comportamiento pues el camino optado por éste no podía ser más obvio; privilegiar la economía antes que la salud y la vida, haciendo con esto que el coronavirus le estallara en sus manos al Presidente Americano, poniéndolo literalmente contra las cuerdas, y con una reelección cada vez más lejana, dando paso a que cualquier candidato, tal vez más débil que Trump, llegue a dirigir un país tan golpeado como va a quedar después de esta pandemia en lo que parece ser una venganza Rusa por los duros embargos que pesan sobre ella.

Colombia cumplió 100 años de producción petrolera en 2018 y casi 40 de su dependencia económica, los gobiernos no han hecho mucho para la creación de industria salvo la derivada de esta sin ser ni mucho menos la panacea, pues desafortunadamente cuando proyectos como Reficar empiezan a dar utilidades, los precios bajan sin parar en un escenario parecido a la Venezuela Saudita de Carlos Andrés Pérez.

No fuimos capaces en décadas de crear una robusta estructura industrial que convirtiera a nuestro país en exportador, no de comodities ni de frutas solamente, pues estas bonanzas solo son posible aprovecharlas con un dólar fuerte y con productos y servicios que suplan mano a mano, los dólares que el petróleo genera. Las petromonarquias, y no me refiero al político colombiano, concentran un poder casi ilimitado, unas intrigas propias que deben resolverse de esa misma manera, siendo tan fuertes y frágiles al mismo tiempo. Si esto sucede en lo macro imaginémonos en lo micro, por estos vecindarios donde la discusión es por contratos de vías, hospitales, puentes o desayunos escolares, recursos provenientes de regalías en muchos casos.

En el 2009 trabajaba en el Tolima y conocí de primera mano en Rovira productor panelero importante, una crisis en este sector que llevó los precios al suelo afectando los ingresos de las familias productoras haciéndolos pasar meses duros: hambre, dificultad para pagar los créditos al banco que les prestó para la siembra o el proceso productivo, ésta cascada incontenible, afectó a los vendedores de víveres en este municipio pues sus carteras aumentaron, tanto en los productores de marras que no tenían como honrar sus obligaciones pero debían seguir alimentando a su prole, así mismo los distribuidores que iban a Rovira a surtir los almacenes sin poder recoger su cartera, se alargaron los plazos y todos se preguntaban por qué estaba sucediendo esto, hasta cuándo iría la crisis y qué se pondrían a hacer pues la panela ya no era negocio, no obstante había una cultura, un conocimiento y una capacidad instalada que tenía un valor.

Resultó pues, que al otro lado del mundo a 7 horas por tierra entre estas veredas y Bogotá, a 36 horas en vuelo directo hasta Nueva Delhi (16 mil kilómetros), y quien sabe cuántos días más hasta las regiones productoras de panela en el principal productor mundial, la naturaleza había sido benévola, las tierras muy productivas, haciendo que abundara tanto el producto, que el mundo se llenó de él, y sin ser Colombia exportador importante, sufrieron en esos pequeños rincones como la vereda la libertad, el rigor del mercado. ¡Si así fue en Rovira por la panela, como será en el mundo con petróleo! Putin jugo a un jaque al Rey Saudí, pero el mate puede ser para EEUU.

Este no es por supuesto el fin del cuento, pues tiene visos de terminar aún peor, pues en los estertores, Trump ha decidido ir por Maduro como un recurso desesperado por un petróleo barato (regalado) en lo mas parecido a Bush cuando invadió Irak, pues ni Maduro ni Guaidó son de su agrado, enfureciendo aún más a Putin y tal vez a China, acreedores y dueños de Venezuela junto con Cuba. Si esto llega a suceder, Colombia pagaría un alto costo colateral así Maduro pague cadena perpetua. Todo esto sucedió en un escenario hipotético por el encierro de facto en que me encuentro como miles de millones de ciudadanos en este pequeño mundo.

LUIS FERNANDO GARIBELLO PERALTA

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