Una censurable censura la verdad debe vivir en libertad

Manuel José Álvarez Didyme dôme

Por: Manuel José Álvarez Didyme dôme

Todo aquel que se detenga por un instante a reflexionar sobre ello, terminará por darse cuenta que cualquier escrito que no invada con distorsivos caracteres ese espacio que desde siempre popularmente se ha conocido como “la moral y las buenas costumbres”, constituye válido ejercicio del derecho a la libre expresión y mal puede ser coartado por cualquier clase de censura, entendiendo por ésta, según la define el conocido Diccionario de Legislación y Jurisprudencia de Joaquín Escriche, “el dictamen o juicio que se emite frente a un escrito luego de haberlo leído y examinado cuidadosamente, y determinado si conviene o no a los intereses del lector”.
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Necesaria precisión para ver de dar estricta aplicación a las diversas normas que al respecto existen, en especial el artículo 20 de nuestra carta constitucional, que prohíben tajantemente la censura e incluyen dentro de los llamados “fundamentales” los derechos a difundir, tanto el pensamiento como la información, siempre, claro está, que éstos sean conformes con la verdad y sin tendencia malsana alguna.

Lo cual explica el rechazo que con caracteres de turbión ha sido recibido por parte de la opinión de aquel país y en general por la internacional, (excepción hecha de Petro, Amlo y Lula, sus compadres de la izquierda), lo acontecido en el reciente pasado en Venezuela con relación a su “fraudulento debate electoral”, la conducta seguida por Maduro y sus secuaces contra todos aquellos que se han arriesgado a denunciarla por estimarla constitutiva de contraria expresión, como la que más, a la realidad y a la libertad de opinión.

Y a más de ello, lesiva a “la verdad verdadera”, dados los perversos propósitos políticos, como ha sido estimada por doquier y calificada como tal, al develarla cómo el propósito del dictadorzuelo y sus compinches para tratar de hacer creer al mundo, que su “falaz triunfo”, contrario a lo realmente ocurrido, fue transparente y democrático, como lo afirman sus adversarios.

Pero ha sido tan fuerte el repudio general, que la tal censura le ha resultado inocua al régimen y sus validos para tratar de justificar lo sucedido en las urnas, contando la historia a su manera, para fundar en ella su autocalificativo de “gobierno “decente y democrático”, pues olvidan que el mundo ya los conoció como “manipuladores de la opinión”, afectados por sus desmedidas ansias de poder y el continuado abuso de su dominio político.

Al efecto ha bastado ver el éxodo que se presentó al efecto, al punto de que varios cientos de miles de venezolanos tuvieron que salir de allí al encontrarse entre la aceptación del fraude, la prisión o la muerte, a causa de todo lo que ese gobierno está haciendo para acallar la opinión sí da cabal cuenta de lo sucedido en los comicios presidenciales y en procura de una obediencia unánime.

Manuel José Álvarez Didyme dôme

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