La aceleración del proceso de vacunación con la participación del sector privado redundará en mayor seguridad sanitaria para la población colombiana y además en una mejor dinámica en torno a la reactivación económica. La coyuntura actual exige soluciones inmediatas: una tercera ola inminente y la aparición de variantes del virus, así lo demandan.

Un verdadero desbalance social deja la pandemia en Ibagué y en todo el Tolima en materia de desocupación. Este escenario debe convocar a todas las fuerzas productivas de nuestra sociedad.

Esta semana radiqué en el Congreso el proyecto de ley que otorga un beneficio pensional al personal sanitario de primera línea que atendió la pandemia por Covid-19 en Colombia.

Un avance importante se registró el pasado miércoles cuando el Gobierno nacional y el sector privado dieron apertura a un proceso de concertación real para avanzar en la vacunación contra el Covid-19, en el que los gremios y el aparato productivo serán protagonistas.

¡La vacunación no da espera!
Es imperativo acelerar el proceso de vacunación de forma responsable, especialmente para bien de las personas menos favorecidas y de los lugares más apartados, incorporando al sector privado en toda la cadena: importación, distribución y aplicación. Todo esto con la debida coordinación con el Gobierno Nacional y su Plan Nacional de Vacunación.

Recientemente Indonesia sorprendió al mundo al autorizar uno de los primeros modelos de vacunación privada, ajustado al reglamento gubernamental y bajo el control y vigilancia de sus autoridades sanitarias.

El país ha ingresado en un nuevo paradigma ambiental en el que es primordial reforzar la producción de energías limpias y renovables en todas las escalas productivas. En este sentido, con el Gobierno trabajamos en un proceso de inclusión dirigido especialmente a las comunidades más vulnerables.

Basta con recorrer los municipios del Tolima y de toda Colombia para darse cuenta que estamos enfrentados a uno de los escenarios económicos más difíciles de la historia para las familias colombianas. Es evidente que tenemos que hacer algo.

La recuperación del aparato productivo debe entenderse como una prioridad en este primer semestre del año, mucho más cuando se experimenta una notable y optimista reducción en la velocidad de contagios por coronavirus en todo el país.

El 2021 es el año para seguir avanzando con el firme propósito de vencer todas las dificultades que hemos tenido que afrontar como seres humanos y profesionales derivadas de la epidemia y la crisis económica.