Natividad es solidaridad y respeto

Nelson Germán Sánchez

Un texto que leí por estos días de descanso y solaz, a propósito de la Novena de Aguinaldos que muchos acabamos de rezar la semana pasada, me puso a reflexionar de que sería de nosotros realizando realmente las penitencias que en el escrito original se exigían para poder alcanzar la tranquilidad personal, espiritual y las indulgencias que se pedían con el novenario. Así como su real sentido actual.
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El sacerdote ecuatoriano Fernando de Jesús Larrea fue quien originalmente la escribió y diseñó para ser realizada exclusivamente por comunidades religiosas en iglesias y conventos por allá en el siglo 18. Luego la religiosa bogotana Bertilda Samper Acosta le hizo ajustes, reducciones y la volvió de uso masivo fuera de los templos. 

En la original eran necesarias la comunión, la confesión, mínimo dedicar una hora diaria de oración después de la novena. No podían faltar reverenciar la figura del Niño Dios, besar 33 veces el suelo, lo mismo que los pañales, la camisa, orar por las almas del purgatorio, hacer silencio durante todo un día, un rosario de 150 avemarías, así como el santo el Viacrucis completo, como dirían las abuelas. Lo mismo que 100 actos de contrición, dormir poco y en camas o sitios incómodos; también auto flagelarse con un pequeño látigo hecho de cáñamo y guardar un riguroso ayuno con agua y pan.  

Tal vez parecidas a las novenas de ahora con viandas y convites, donde se repite natilla, buñuelos o empanadas rigurosamente a cuantas se asista; son encuentros bullosos, musicales y hasta fiesteros, donde las oraciones más largas son los gozos para todos los días, el dormir bastante es condición previa a las mismas y la autoflagelación es mental y abdominal por comer y beber mucho para luego arrepentirse.

Pero más allá de la comparación entre lo que se exigía y lo que son ahora las novenas personales, familiares o comunales, lo importante sigue siendo la devoción con que cada cual la haya hecho y los motivos loables que haya tenido al pronunciar la oración para todos los días, a la Virgen, a San José y la inolvidable al Niño Jesús; que de verdad cada gozo o aspiración haya calado por alguna frase, palabra o mensaje en lo hondo de la mente y el corazón para entender lo importante de construir propósito individuales y comunes con puentes de entendimiento como sociedad, donde el ceder y ganar sean parte de esos acuerdos.

Donde la solidaridad deje de ser solo una palabra o un sinónimo de limosna para que le demos la real valía que merece en su aplicación permanente. Que el respeto a la vida y vivir con dignidad se nos vuelvan objetivos comunes y nos salgamos de toda esa absurda polarización, que no es política ni ideológica, sino más bien impulsada por creencias y temores con algo de la aporofobía (miedo a los pobres) de un lado y, del otro, por un odio irracional a los ricos o a quienes mejores condiciones económicas tienen, matizados por una confrontación de clases sociales, apelando los unos y otros a los más bajos instintos irracionales para ganar adeptos y hacerse a escenarios de liderazgo y poder.

Se requiere que todos hagamos un alto en el camino en estos momentos y acojamos la solidaridad y el respeto que el Niño Dios vino a traer con su ejemplo de vida y no como discurso y doctrina. Para todas y todos Feliz Navidad, Feliz Año, llenos de buena salud, cosas lindas, proyectos realizables y mejores condiciones económicas. Un abrazo enorme. Gracias por el privilegio de su tiempo durante este año leyéndome. Se les quiere de gratis.

Postdata: Recuerden comprar aquí, nuestras marcas, a los empresarios y emprendedores nuestros, visitar los lugares de turismo, ocio, recreación si les es posible y los restaurantes, plazas de mercado, cocinas tradicionales de Ibagué y el departamento; ser amables con los visitantes, buenos anfitriones y guías, y no abusar con los precios ni dar mal servicio. Eso también es parte de un buen espíritu navideño.

NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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