“Paseo morboso” con el incendio de la 19

Nelson Germán Sánchez

Está más que estudiado que el dolor ajeno, la tragedia, el llanto y el sufrimiento, entre muchos otros, son sentimientos que activan los instintos más básicos de la especie humana. Su parte más animal y hasta morbosa, lo más “chismosa” en nuestro caso. De esas sensaciones elementales sacan ventaja varios en un grupo social para pavonearse como salvadores o necesarios para salir de la calamidad que viven los demás o simplemente para mantener un algo de control, alimentando bajos instintos.
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Sin duda una muestra de ello, el mejor laboratorio social a cielo abierto, lo tuvimos los ibaguereños este fin de semana y desde el viernes anterior, cuando se presentó la lamentable tragedia en la zona comercial de la calle 19 entre carreras Cuarta y Quinta; con la conflagración que dejó por lo menos 16 locales calcinados, pérdidas millonarias y desempleados a muchos.

Pues bien, tristemente el sitio que convirtió desde el mismo día y desde muy temprano del sábado, en una especie de nuevo “mirador turístico” de Ibagué, en el cual ir a realizar “paseos morbosos” para fotos, tomar selfies, hacer pequeños videos, compartir historias en redes sociales y hasta ponerse citas por grupos para ir a caminar cerca del lugar de los acontecimientos y tomarse una idea del tamaño desastre. Pero pocos lo hicieron para ponerse a disposición de ayuda, colaborar con extraer objetos, avisar de situaciones peligrosas que pudiera seguir al evento o simplemente evitar que los amigos de lo ajeno se llevaran las cosas de allí. 

Como si fuera poco, hubo un trancón monumental el día sábado debido a quienes tomaron la carrera Quinta para filmar desde sus vehículos, motos, bicicletas, buseta o pararse en los barandales del puente de la 19; desde la calle 15 hasta la calle 25 no se podía andar por ese corredor vial y nada que decir de la carrera Sexta o la Tercera, que se colapsaron gracias a los chismosos de la 19. Realmente lamentable que en vez de activarse una mayor solidaridad y el respeto por la pérdida sufrida por los otros, se ponga en marcha todo un mecanismo de fisgonear la destrucción y causar un doble malestar, en lo privado a los afectados y en colectivo a toda la ciudad, y en especial en las propias actividades en el Centro. El domingo fue lo mismo de ramillete de “curiosos-chismosos”, que además se extendió hasta la plaza de mercado de la calle 21.

Si cada uno de quienes hicieron esa “paseo morboso” este fin de semana, dedicaran el mismo tiempo para donar dos mil o cinco mil pesos a la cuenta habilitada por la Cruz Roja  (Cuenta corriente Bancolombia #43761233944), para apoyar a esos negocios, a las familias perjudicadas de los dueños, empleados y proveedores, pues mínimo esta misma semana comenzaría la reparación y reapertura de los establecimientos completamente nuevos, porque se tendría tal cantidad de recursos económicos para habilitarlos de inmediato y volver a restaurar el lugar para hacerlo transitable y comenzar su nueva etapa.

Otra reflexión que debe quedarnos es que cuando se ayuda, se cumple la labor, se trabaja por el bienestar colectivo y se hace de forma desinteresada, sincera y con espíritu altruista, no se necesita tener una sobre exposición mediática o de redes sociales en todas las poses, de todas las formas, en cada uno de los lugares por donde se expandió el incendio, minuto a minuto, para con ello tratar de demostrar o que se trabaja mucho, se da mucho, se tiene gran corazón o siente mucho el dolor ajeno. Que la mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha, dice un libro sagrado, al explicar que cuando se actúa con sinceridad de Corazón y con ganas de servir en solidaridad, no se requiere estar contando en vivo y directo desde el lugar de la tragedia lo que hago, con quien estoy o qué haré para apoyar. En fin, hay que decir que se entiende aquello de la construcción de la imagen pública, la presencia institucional, el comunicar de forma permanente, la cercanía con la gente y el contar es gobernar, pero querer mediatizarlo todo se vuelve extremadamente empalagoso, falso y falto de sentido. Además, genera una infoxicación que no entrega datos de calidad y servibles al ciudadano, sino una alimentación permanente a la mezquindad de alimentarse de la tragedia que vive el otro, exacerbando más la parte reptiliana del cerebro. 

En fin, solo falta decir que los héroes de esto, que merecen todo el reconocimiento público y privado son los bomberos oficiales y voluntarios de Ibagué y el Tolima, la Defensa Civil, la Cruz Roja, los trabajadores del sector salud, la Policía y el Ejército en primer lugar. Los demás sí, válido que estén, muy bien, pero es parte de su responsabilidad y para eso son escogidos. 

Es momento de dejar tanto show con el dolor ajeno y ponerse a trabajar en silencio por dar soluciones reales y efectivas que mitiguen la tragedia de esas familias de la 19 con Quinta. Que bueno sería un poco más de empatía y respeto por la intimidad de la tragedia de esas personas; caería bien en estos tiempos donde todo objetivo desde lo público parece ser banalizar y construir story para la red, porque mueve sentimientos y emociones.     

Nelson Germán Sánchez Pérez -Gersan-

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