La situación crítica del hospital Federico Lleras Acosta de Ibagué no resiste un minuto más de indiferencia social, ni mucho menos de negligencia administrativa, llegó el momento en que las directivas del centro hospitalario tomen decisiones que resuelvan el problema estructural del hospital pensando en los miles de tolimenses que solo tienen acceso al servicio prestado por la red pública. El cálculo político está prohibido.
Es claro, así ni siquiera ellos lo sepan, que quienes están llamados a sufrir el mayor rigor de la negligencia administrativa y sus consecuencias son los miles de tolimenses que tienen como única opción de servicio la prestada por la red pública.
En ellos es que se debe pensar al momento de tomar decisiones.
La respuesta al problema debe superar el enfrascamiento en los hechos pasados que originaron la crisis y actuar de cara al presente y futuro de la entidad pensando en cómo atender la complejidad de las demandas de los distintos grupos de interés vinculados al hospital; los usuarios en primera instancia y los trabajadores en segunda.
Todos aquellos que tienen un grado de responsabilidad en la crisis del hospital Federico Lleras debieran hacer un acto de reflexión profunda sobre sus actos, responsabilidades y verdaderas posibilidades de gestión para resolver los problemas, escuchar el clamor popular que les llama a dar un paso al costado y de ser el caso darlo.
En el Hospital existe un conjunto de complicidades administrativas que involucran a muchos; no se pudo llegar a la situación que hoy vive la entidad de la noche a la mañana sin que nadie se diera cuenta. La situación supera la esfera del Gerente, mucho tienen que ver los distintos grupos de interés diseñados en el sistema, los políticos y el propio Estado. Esas complicidades deben terminar.
Con relación a las denuncias sobre actos de corrupción y negligencia el llamado ciudadano a los órganos de control es que actúen y sancionen, de ser el caso de manera ejemplarizante. Dejarle a quienes, según la estructura del Estado deben investigar y fallar, ayudará a que no se diluya el debate sobre la leche derramada, logrando de esta manera diseñar y ejecutar acciones sobre lo que hoy por hoy se necesita.
Es hora de dejar de aplicar pañitos de agua tibia a un paciente al que se le diagnosticó una enfermedad que amenaza con ser terminal. Intervención, liquidación y privatización son las opciones que están sobre la mesa, de las tres es claro que los Tolimenses no queremos ninguna de las dos últimas.
Ya los gremios económicos y la Cámara de Comercio de Ibagué solicitaron al Gobierno nacional la intervención administrativa, creo que esta alternativa es la indicada.
Finalmente, es muy importante, que durante la reunión de hoy entre el Ministro de Salud y la Junta en Pleno del Federico Lleras, las decisiones se tomen pensando en los miles de Tolimenses que reclaman un servicio eficiente y oportuno, razón de ser del mayor centro hospitalario del Departamento.
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