A propósito del matoneo del que ha sido objeto el Profesor Mockus y de las noticas sobre el alarmante número de homicidios en nuestro país yo caminaré el próximo 8 de marzo.
Las recurrentes noticias sobre este tema nos están volviendo indolentes. Basta con recordar algunas cifras históricas que muestran este horror. Cada nueve horas un menor de edad es asesinado en el país, uno de cada 30 asesinatos en el mundo ocurre en Colombia, durante 2012 aproximadamente 12 mujeres fueron asesinadas mensualmente a manos de su pareja o expareja.
El domingo 8 de marzo saldré a caminar por la vida, lo haré acompañado de mi familia, caminaré por la ciclovía, convencido de que los ciudadanos tenemos que expresarnos positivamente en contra del horror que han vivido miles de personas en Colombia y en el mundo. Camino solidariamente y esperanzado en un cambio para nuestro país y para el Tolima.
También he tomado la decisión de hacerlo porque caminar por la vida es una hermosa manera de decirle a los violentos, a quienes asesinan, que no es correcto que lo hagan, que no existe ninguna justificación para que cometan esa brutalidad.
Caminaré el día internacional de la mujer porque ellas son semilla de vida, porque merecen todo nuestro apoyo y cariño, caminaré con mi esposa, tomados de la mano, gritándoles silenciosamente a todos, que el amor es la semilla de la vida y que todas ellas merecen cariño y buen trato. Caminaré por la vida y en contra del maltrato a las mujeres.
Ese día caminaré con mis hijas, porque al igual que a millones de colombianos me duele que asesinen a nuestros niños, porque siendo padre entiendo el dolor que debe sentir un padre, una madre, cuando les arrebatan violentamente a alguno de sus hijos. Caminare porque espero nunca tener que vivir el dolor que han vivido los padres cuando asesinan a uno de sus hijos.
Espero caminar al lado suyo, aun sin conocerlo, porque vivir la vida trae consigo la gran responsabilidad de vivir en sociedad, en medio de la tolerancia, en medio de la fraternidad.
Camino alejado de cualquier cálculo político, aunque hacerlo es una magnífica expresión de lo que debiera ser la política. Marchar motivados por un futuro mejor es la mejor herramienta que tenemos los ciudadanos.
Camino desprovisto de cualquier rencor por quienes han asesinado y por quienes atentan contra la vida porque para vivir la vida debemos despojarnos de cualquier sentimiento negativo.
Camino por la vida porque el derecho a la vida es clave en la construcción de paz. No es un compromiso jurídico, ni contractual, sino filosófico y casi religioso.
Caminare el 8 de marzo esperando que usted también lo haga, o por lo menos esperando que usted reflexione sobre cuál debe ser el papel de cada uno de nosotros, en la inaplazable tarea de hacer del derecho a la vida un derecho de pleno goce para todos los tolimenses.
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