La cruzada emprendida por el presidente Santos para ahorrar energía en el país no tiene precedente, ningún mandatario había hecho lo que este está haciendo, liderar él mismo una campaña para disminuir el consumo de energía en los hogares y en las empresas. Y aunque es mejor tarde que nunca, la verdad es que ver al presidente en estas nos debiera poner a reflexionar sobre la cruda realidad colombiana de reaccionar siempre sobre la marcha cuando los problemas se vuelven críticos.
Desde que tengo uso de razón el país ha vivido dos grandes épocas de crisis energética, una, en la época del presidente Belisario Betancourt, y la otra en el periodo del Presidente Cesar Gaviria.
La más importante fue la vivida en 1992 cuando Gaviria adoptó un horario de verano en donde se adelantó el reloj una hora, se realizaron cortes de energía y campañas de ahorro de agua. La causa, como ahora, fue el fenómeno de ‘El Niño’.
Por eso resulta muy frustrante, por decirlo de alguna forma, que ahora, casi 25 años después, se este hablando de lo mismo, e incluso lo es mucho mas que Amilkar Acosta, él que fue Ministro de Minas, haya propuesto el refrito de adoptar nuevamente la hora de Gaviria, poca imaginación se observó con esta propuesta para resolver el tema del ahorro de energía.
¿Y entonces que hacemos?
Tenemos que entender en Colombia que la crisis supera la actual mirada inmediatista y reactiva de quienes han propuesto la locomotora minera como centro de la economía. Superar la mirada que asume que el gran responsable es el fenómeno de ‘El niño’.
El tema tiene que ver con revisar un modelo económico que depreda los recursos naturales, que se hace de la vista ciega cuando deforestan bosques, cuando se construyen carreteras que rompen los equilibrios entre el suelo y el agua. Es clave comprender que la relación demanda oferta del recurso hídrico está desbalanceada, que el índice de escasez en muchos ríos es alto, como también es importante que de una vez por todas declaremos que somos altamente ineficientes en el uso adecuado del agua en invierno y en verano.
De igual forma, también tenemos que comprender que la solución va mucho mas allá que apagar unos bombillos para disminuir temporalmente el consumo. Es clave entender de una vez por todas que la solución tiene que ver no solo con ahorrar agua, debemos hacerlo con fenómeno de ‘El Niño’ o sin él, tiene que ver con avanzar en la implementación de energías limpias, tiene que ver con declarar de una vez por todas que el modelo extractivista nos está cambiando los equilibrios ecosistémicos, que así como van las cosas ni madrugando dos horas vamos a resolver este problema.
Finalmente, aprovechando que por estos días se están formulando los Planes de Desarrollo en municipios y en el Departamento, es clave que todos adopten en su dimensión ambiental un serio compromiso con la mitigación y adaptación al cambio climático, así como políticas para la correcta gestión del recurso hídrico.
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