El Tolima y la Asamblea Nacional por las Reformas Sociales

Rodrigo López Oviedo

Durante los días 31 de mayo y primero de junio, el movimiento popular celebrará en Bogotá la Asamblea Nacional por las Reformas Sociales, la Paz y la Unidad, evento que influirá inmensamente en la vida política y social del país, si se aplica a su organización y desarrollo el máximo interés de quienes se reconocen como líderes, especialmente en este período de cambios que corre, aunque tímidamente, bajo la batuta de Gustavo Petro.
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El objetivo del evento es reunir la más amplia gama posible de sectores políticos, sociales, étnicos y comunitarios con el fin de iniciar un nuevo proceso unitario y programático de carácter progresista, que propenda por la justicia social, la paz y la promoción del poder ciudadano, en aras de garantizar la continuidad y profundización de las transformaciones que están en curso.

Este evento lo convocan, entre otras organizaciones, la CUT, la CGT, la CTC, FECODE, la Minga Social e Indígena y, por supuesto, la ya amplia gama de partidos y movimientos coaligados en el Pacto Histórico.

Para organizar la participación del Tolima, el pasado viernes 24 de mayo se reunieron algunas organizaciones y líderes de la región. De tal reunión es justo destacar el empeño que pusieron los organizadores para concretarla, pese a lo cual no contó con la asistencia que era de esperar, ni repercutió en una amplia discusión sobre los temas inherentes al evento nacional y la unificación de las posiciones del Tolima en torno a los mismos, como tampoco en la presentación de iniciativas para atraer la participación de otros sectores.

Sin embargo, es justo reconocer el amplio espíritu unitario que se respiró en el ambiente, pese a la presencia de alguno que otro líder de cuya actuación en el pasado no quedaron más que amargos recuerdos. Ojalá que esta conducta del viernes signifique de su parte un mea culpa, y que en las próximas contiendas los veamos poniendo el interés colectivo por encima de sus egoísmos.  

Obvio es pensar que para que el evento nacional tenga las repercusiones esperadas, no es suficiente con la sola participación del espectro en que se mueven las organizaciones convocantes, pues con ello no estaríamos avanzando en el propósito de aportar a la paz y la justicia social y de promover la fuerza constituyente de nuestro pueblo en defensa de un gobierno de muy claros signos populares, el único en nuestra historia, si descontamos breves interregnos, como el del expresidente José María Melo, el más insigne de cuantos tolimenses se han destacado en la historia nacional.

Ampliar esa participación es la tarea de lo que queda de la presente semana.  

 

Rodrigo López Oviedo

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