La actitud que necesitamos

Rodrigo López Oviedo

Según debe creerlo la derecha, el 21 de junio de 2026 será el día en que concrete el golpe blando que viene impulsando desde cuando Petro asumió la jefatura del Estado.
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Y cree que será ese día porque corresponde a la segunda vuelta de la elección presidencial, que es el episodio de cierre de su propósito de retornar, a las buenas o a las malas, a la Casa de Nariño.

Dicho en otras palabras, la derecha cree que en tal fecha estarán dadas las condiciones que viene creando para imposibilitarle a Petro que alcance la votación que pueda garantizarle a su movimiento la continuidad en Casa de Nariño y el incremento de su número de congresistas, pues con ello dejaría de depender de las alianzas que hasta hoy solo le han permitido tímidas reformas.

En efecto, impedirle un buen suceso electoral a Petro ha sido el propósito de todo el freno que la derecha le ha puesto a sus reformas; de toda la mala leche que ha lanzado contra su política de paz; de hacer ver como propios de todo el gobierno los casos de corrupción en que han caído algunos funcionarios; de todas las falsas noticias y la guerra jurídica con que ha buscado desestabilizarlo a él y a su gobierno; en fin, de todo lo que contribuya al retorno de esa derecha a la jefatura del Estado.

Y siendo tal cosa lo que quiere y tales los procedimientos empleados, ¿será que sí logrará en los comicios del 2026 concretar finalmente su continuado golpe blando? Y para impedirlo, ¿será que la respuesta de la izquierda ha sido la más apropiada?

Sobre lo primero, mis cábalas me causan miedo. Sobre lo segundo, mi criterio es que no; que ha estado más orientada a batirle palmas al proceso y sus protagonistas que a concientizar sobre lo mucho que falta por alcanzar, sobre lo poco que se ha logrado, sobre lo eficiente que ha sido la derecha en sus propósitos y sobre la necesidad de incrementar contra esos propósitos la confrontación en las calles, como sí lo hacen las derechas del mundo contra los propósitos de cambio progresista cuando se dan en sus respectivos países.  

En síntesis, se necesita potenciar la capacidad de movilización de nuestro pueblo con el objetivo de no dejar burlar la decisión de cambio que adoptó en las urnas y de elevar su nivel de conciencia en torno a la idea de que otra Colombia sí es posible; otra Colombia con transformaciones tales que le permitan sentirse libre de cuantas ataduras ha padecido y digna de toda la felicidad que pueda sentirse sobre la tierra.

 

Rodrigo López Oviedo

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