Óptica periodística: Ojo al tránsito y la movilidad

Aún estamos todos a tiempo, y de manera especial las autoridades locales, para que el tema del tránsito y la movilidad de la ciudad no tome el camino del caos, del cual no tendrá reversa fácil.

Es un hecho contundente y de Perogrullo que todos los días se está sufriendo por parte de los residentes en esta Villa de las Lanzas de San Bonifacio de Ibagué de trancones, demoras, caos, falta de disciplina vial y de autoridad que regule y controle la movilidad en nuestra capital.

Permítanme citar algunos ejemplos de esos puntos de avenidas, calles y carreras que merecen toda la atención por parte de nuestras autoridades.


En primer lugar, el centro de la ciudad en horas pico sea en la mañana al mediodía o en la noche. Salir o ingresar allí en cualquier tipo de vehículo sea público o privado es un verdadero martirio a la mente y el espíritu.


Las busetas y buses parando donde quieren a lo largo del corredor de la calle 15, de la primera a la Octava, por ejemplo.


La carrera Sexta y la calles aledañas invadidas de automotores a lado y lado dificultando más el rodar de los vehículos, los particulares haciendo lo propio improvisando bahías de parqueo por doquier al pie de los semáforos o cruces.


Ni que decir por ejemplo de la calle 25 con avenida Guabinal donde los vehículos no dan abasto ya por el trancón frente al hospital San Francisco y alrededores o en esa misma calle 25 pero con carrera Cuarta D, en el cruce que deben hacer las busetas número Cinco, por ejemplo.


Nada que enviar al caos que acontece sobre la avenida 37 con carrera Sexta donde quienes van por la sexta, quienes vienen por la sexta, quienes van a tomar la 37 a la altura de la Sexta, quedan metidos en un verdadero embudo de vehículos por el caos que se presenta.


Caso aparte merece la franja de la avenida Ambalá desde la calle 60 a la glorieta de El Vergel, pasando por el embudo que se forma frente a la estación de policía de Ambalá que da ingreso a la Universidad de Ibagué.


Ud puede estar allí perfectamente 20 minutos y rezar para que dos carros no se rocen, una buseta no se le eche encima a otro carro o a un peatón, una moto imprudente no sea arrollada ni alguien se quede varado.


Pero lo que todos estos sitios y otros de la ciudad, donde los nudos son inmensos, tienen en común es la escasa o nula presencia de la Policía y las autoridades respectivas tratando de solucionar la problemática.


Hay que pedir a la Policía que en estas horas trabaje más de lo habitual, que sus turnos de descanso sean compensados después, que lleguen de a cinco y seis agentes en sus motos a esos lugares, al igual que lo hacen cuando se produce un estrello.


Por su puesto, este no es el remedio ni la solución, pero sí un respiro a la crítica situación que se tiene que vivir de lunes a sábado cuando la ciudadanía se moviliza.


Hacen falta corredores viales, vías en buen estado y sin huecos, semaforización moderna, un sistema único de recaudo de transporte, un sistema masivo si se quiere, más cultura y conciencia ciudadana, pero mientras eso llega es necesario que se actúe con lo que se tiene.


Estoy convencido de que las autoridades municipales están conscientes de esa tortura diaria de los ibaguereños y que están buscando la solución integral a largo plazo, pero que ya también tienen estructurado un plan de contingencia para salir de este atolladero.       

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ

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