Restaurantes, un buen ejemplo

Nelson Germán Sánchez

Unas primeras líneas para felicitar a toda la familia de EL NUEVO DÍA, que está cumpliendo un año más de servicio a los tolimenses. A Edwin Ballesteros, Óscar Varón, Hélmer Parra, Guadalupe Castro, Cristina Gordillo, Jorge García, Gustavo Gómez, Guillermo Álvarez (hoy en Q’hubo), entre muchos otros que escapan a la memoria, que con su experiencia y al lado de la nueva sangre siguen consolidando al periódico como el medio informativo con más prestigio de la región, hoy bajo la acertada batuta de Miguel Ángel Villarraga. Para quienes hicimos parte de esa familia periodística desde la primera línea informativa y hoy lo hacemos desde la de Opinión, es siempre un orgullo celebrar un año más. Dios derrame bendiciones mil para el porvenir.

Ahora sí. En Ibagué están pasando cosas agradables que es importante reconocer y valorar. Por ejemplo, el auge del sector gastronómico y de restaurantes es interesante y se está sumando de manera complementaria a los tradicionales lugares de comida típica nuestra y algunos que abrieron desde los 90 con comida con un toque gourmet.

La ciudad cuenta ya con oferta gastronómica de buen tino en lo italiano, lo japonés, lo español, lo peruano, lo mexicano y la comida oriental. El eje de buenos restaurantes sobre la calle 69 da fe de ello. Lo mismo que los que se han abierto en el centro sobre el Centenario y Belén o La Pola, sumado a algunos tradicionales como los ubicados por el corredor de la carrera Quinta y en El Vergel.

La ciudad ha mejorado en ello, de eso no cabe duda, y es resultado de la política emprendida de fortalecer la industria gastronómica como anexa al macrosector del turismo, que se emprendió hace por lo menos seis años. Recuerdo que cuando estuve frente a la Secretaría de Turismo y Comercio del Tolima, hoy con el nombre eufemístico de Desarrollo Económico, emprendimos de la mano del sector las acciones necesarias para el aglutinamiento del mismo, darles espacio gremial, el impulso institucional, cuyos frutos hoy comienzan a recoger lo cual demuestra que la tarea quedó bien hecha.

El haber logrado la alianza institucional estatal entre la Gobernación, la Alcaldía y el Viceministerio de Turismo con el entonces Fondo de Promoción Turística, para impulsar los primeros festivales de sabores que han ido mutando y fortaleciéndose aquí y expandiéndose tímidamente al Tolima, es muestra de que dejamos las bases firmes.

Ahora, más allá de caer en la trampa de siempre del cluster de turismo en la Cámara de Comercio de Ibagué, lo que se requiere es fortalecer en sí mismo dicho producto para presentarlo como parte del complemento para vender la ciudad al mercado nacional (y no sigamos echándonos el cuento mentiroso de turismo internacional, que para eso las bases no están listas y el tiempo en estos últimos años se perdió ¿o si no qué tanto se avanzó en el indicador de bilingüismo para el sector?).

En fin, es necesario recoger el impulso de los restaurantes y toda la franja gastronómica para llevarlo a otro nivel, tomarlos de ejemplo para imprimir a otros sectores de la industria turística dicho ímpetu; estamos en un momento crucial, porque inician los gobiernos departamental y municipal, tendrán que estructurar sus planes de desarrollo, lo cual será una oportunidad de oro para que del dicho de campaña se pase al hecho gobierno y se deje los presupuestos requeridos.

Lo que menos queremos es actitudes a lo Cantinflas, o que crean que todo se soluciona haciéndose los bravos en público o gritando sin control en privado. Más que horas y horas de carga y rebuznar como asnos, se requiere planificar, ordenarse y tener inteligencia y efectividad gerencial para acompañar los objetivos que tiene el sector gastronómico.

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