Homenaje al periodismo

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Ser periodista hoy en día es una profesión muy complicada. Y muchas veces injusta. Por no decir peligrosa, porque siempre lo ha sido, y en la que muchos han entregado su vida por amor a la independencia y a la verdad.

Estamos ante la confluencia de presiones que van más allá de la libertad de informar y se enredan en la lucha por la veracidad, la lucha por el poder, la posesión del derecho a la información y la distorsión de la realidad.

Sería inútil decir que es una profesión heroica porque no sólo se expone la vida cuando se busca la esencia de la noticia, sino cuando se resiste a la presión de quienes manipulan la realidad y no permiten que se inmiscuyan en su goce del poder.

¿Cuál poder? El del dinero, el único que gobierna el destino de los hombres y con el que se compra todo, hasta la vida, y se paga todo, hasta la muerte.

Ya son muchos los periodistas que han sido eliminados porque se han comprometido con la verdad y han hecho caso omiso de las intimidaciones con las que tratan de impedir el libre ejercicio de su profesión.

Triste panorama que, para nuestro infortunio, no es sólo de ahora. Gran parte de nuestra historia está sustentada en la manipulación de la noticia, por no decir de la historia, en épocas no tan lejanas, y la distorsión de los hechos bajo el imperio de la impunidad.

Precisamente un periodista, Rafael Baena, curtido en la reportería y el periodismo, hace un homenaje a la profesión con una novela en la que retrata toda esta panorámica que he esbozado al principio.

Ya había adelantado alguna opinión sobre su novela, ‘Siempre fue ahora o nunca’, pero vuelvo a ella porque me parece pertinente en la medida en que es una excelente forma de recuperar medio siglo de vida a través de un reportero (que puede ser él mismo), una periodista, un exguerrillero, un militar retirado, unos mafiosos y algunas “mulas”, que ya son casi cotidianas.

Estas múltiples voces van tejiendo sus historias personales como en un caleidoscopio que el autor maneja con solvencia, tal vez porque gran parte de su vida la pasó con una cámara fotográfica dando testimonio de conflictos y tragedias, abundantes en el siglo XX y repetidos, para infortunio nuestro, en lo que va corrido del XXI.

El manejo casi cinematográfico de los hechos y un lenguaje directo, en efecto periodístico, matizado de humor, hacen de su novela un certero reencuentro con las causas de nuestras vicisitudes actuales y un homenaje al periodista que expone su vida en aras de transmitir los hechos a los habituales seguidores del medio para el cual trabaja. Y al mundo.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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