Lecciones de una novela

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Es indudable que uno nunca termina de conocer la condición humana, como tampoco cuántas variantes influyen para que las personas actúen de una u otra manera.

En la lectura de obras disímiles, sobre todo de diferentes regiones y culturas, puede uno asomarse a ese piélago insondable que es el alma humana.

El escritor checo Milan Kundera, quien en la actualidad vive en París, publicó en 1973 una novela que no tuvo mucha trascendencia, como la tuviera ‘La insoportable levedad del ser’, que lo lanzó a los primeros puestos de la literatura universal, cuyo título es ‘La vida está en otra parte’.

Traducida al español apareció en junio de 2014 en Tusquets Editores, colección Andanzas. Recién salida del horno, como se dice coloquialmente, la encontré sin buscarla y de inmediato me dispuse al banquete, pues el autor es garantía de una buena obra y una grata lectura.

Esa condición humana, que desconcierta y muchas veces amilana, descubre su faceta más corrosiva en el amor filial. Kundera explota el amor obsesivo de una madre por su hijo para descubrirnos la vida antes y después de la guerra, cuando los soviéticos entran en su país, instauran el comunismo y todo cambia.

Al mismo tiempo nos muestra el amor posesivo de la madre por su hijo y nos va descubriendo las consecuencias de esa guía asfixiante en la que el padre desaparece como eje del hogar y termina despreciado por ella, aunque sea un héroe anónimo de la guerra.

Jaromil, así se llama el muchacho, alentado por su madre, se descubre poeta, o ella le hace creer que es poeta, y entra en la adolescencia en completo descontrol, incapaz de interactuar con los demás dentro de la lógica de las relaciones humanas.

Jaromil se convierte en el poeta del régimen, olvidado de toda la fantasía de su juventud. La influencia de un pintor anárquico, con quien su madre tiene unos amores desordenados, clandestinos, cala tanto en su espíritu que sigue sus ideas lo que le acarrea el desprecio del “poetariado” del régimen.

Es una novela en que la historia está vertida en un lenguaje directo, sin artilugios, más allá de las constantes reminiscencias a la obra de Rimbaud, a los pensamientos de Voltaire, a la presencia de Marx.

También se intercalan apartes de los poemas de Jaromil y otros poetas del mundo, algunos checos que para nosotros son desconocidos.

Hay episodios que angustian, sobre todo ante el desconcierto del poeta, que casi nunca puede ser él mismo, y el seguimiento de la madre que le dificulta el desarrollo de sus propios pensamientos.

Una novela cuya lectura puede ser aleccionante para algunos o intrascendente para otros, pero siempre espejo revelador de la condición humana.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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