En una casa que está ubicada en el suroccidente de Bogotá opera un hogar de cuidado en el residen varios abuelitos que son atendidos por profesionales. En el segundo piso, en el fondo de una habitación se encuentra el paciente más joven de la casa e increíblemente el que más cuidados requiere. Tiene 32 años y la mayor parte de su tiempo la pasa frente a una tablet. 

Jhon Anderson Hurtado llegó a Bogotá huyendo de la violencia en Buenaventura, quedó postrado en una cama a los 19 años. Su cuadriplejia solo le permite mover su cuello y cabeza, su condición le limitó más del 90% de sus movimientos. 

En el año 2013 tres disparos le cambiaron la vida por completo. Allí inició una nueva vida, que eligió vivir a través de una tablet, un lápiz e imaginación.

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Hace más de cuatro meses llegó a esa casa de cuidado, luego de pasar años en clínicas y UCI’s, allí cuenta con la ayuda básica que necesita.

Con el tiempo, la lectura se convirtió en su nuevo pasatiempo. Pasa la mayor parte de su día en la camilla, frente a la tablet, que considera es su ventana al mundo, su terapia ocupacional, se ha vuelto una extensión de él. En ella no solo lee y ha escrito sus libros sino que también concluyó el colegio y estudió psicología.

Ubica la tablet sobre un improvisado atril que se ingenió con un libro grueso y unas cajas pegadas con cinta a los lados para sostener distintos objetos y que queden cerca a su boca para cuando los necesite. Lo hace ver fácil y reconoce que con el paso de los años ha perfeccionado su técnica para escribir y manejar el dispositivo con mayor facilidad. 

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El lápiz lo pone en medio de sus labios y con movimientos precisos de su cuello empieza a tocar la pantalla con gran habilidad para comunicarse, escuchar música, estudiar y escribir. 

Sin duda, Jhon experimenta la vida de forma diferente, ya no es un niño aventurero, ahora su mayor sueño es vivir, escribir y encontrar el amor algún día.