El ser humano, de quien Montaigne dijera que “es cosa vana, variable y ondeante…”, nos sorprende cada vez más cuando nos detenemos a analizar sus comportamientos, sobre todo cuando estos tienen que ver con el poder.
Un tráiler de trece minutos colgado en You Tube ha despertado la ira santa de los musulmanes en el mundo entero y prendido la polémica sobre la libertad de expresión en la sociedad occidental. Los fragmentos de la película realmente no dicen nada y algunos de quienes han visto la totalidad de la cinta afirman que es un producto mediocre, mal hecho, con serias deficiencias técnicas, y pésimos autor
Los anuncios de una negociación entre el Estado colombiano y la FARC han despertado un optimismo en amplios sectores de la opinión pública. Las razones de este optimismo son diversas y van desde la metodología planteada, hasta la discreción con que se avanzó en la primera fase, pasando por la temática que se plantea.
“Ya del Oriente en el confín profundo.La Luna aparta el nebuloso velo. Y leve sienta en el dormido mundo. Su casto pie con virginal recelo”, así le cantó el poeta tolimense a la luna, antes de que la bota del astronauta norteamericano hoyara la superficie selenita.
Con el paso del tiempo se acentúan las manifestaciones del llamado “Síndrome de Hybris”, del que sufre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y que fue descrito por el neurólogo inglés David Owen, “como un trastocamiento de la personalidad” que aisla al político de su realidad inmediata.
El problema del consumo de sustancias psicoactivas es complejo, cualquier intento de mitigarlo debe hacerse creativamente y no con los modelos obsoletos que no han dado ningún resultado.
De nuevo la Ciudad Gótica, léase el mundo occidental, se estremece por otra masacre. El presumible autor de este espectáculo de muerte es un joven de 24 años, James Holmes estudiante de un PHD en neurociencia, vecino de la Aurora, una localidad de Denver Colorado, aficionado a los comics y al cine.
Por estos días sus pómulos adquieren los matices que van desde el rosado intenso hasta el lila desleído y encuentro en sus ojos, la alegría de un verano salpicado por débiles gotas de una lluvia tímida que no es capaz de remontar hacia el aguacero completo.
Cincuenta años después, frente a los achaques de la vejez que lo tienen acoquinado, Gabo no pudo recordar la fórmula que empleara José Arcadio Buendía para derrotar la peste del olvido, traída por Rebeca a Macondo.