Low Murtra y su legado de transparencia en el Sena

José Germán Zarama De La Espriella

Si alguien propusiera escoger un personaje que represente la historia del Sena, además del fundador, postularía a Enrique Low Murtra. Desconocido por las nuevas generaciones, Low Murtra fue Director del Sena apenas un año, en 1986, pero su vida inspira al Sena aún hoy.

Para explicar mejor esta aseveración vale recordar, en breves trazos, la vida de Low Murtra. Enrique Low Murtra nació en Bogotá el 23 de marzo de 1939. Desde niño estuvo aquejado por graves problemas de salud. A los tres años sufrió un accidente de tránsito que lo dejó en estado de coma por varios días. En 1949 sufrió de una enfermedad reumática que afectó para siempre sus capacidades motrices.

Con estas limitaciones físicas, ingresó a estudiar tardíamente al colegio Gimnasio Campestre. Allá se graduó con el honor de la ‘Máxima Cum Laude’, como el estudiante más destacado del Colegio en 1955 y 1956. Como expresión de su integridad moral, durante esos años de colegio fue presidente de la ‘Vasc’, una de las actividades sociales distintivas del Gimnasio Campestre.

Los méritos académicos de Low Murtra, y no el bolsillo de su padre -un investigador y académico alemán- abrieron las puertas de su educación superior. Gracias a ellos ganó una beca de la Fundación Fullbright, para estudiar economía en Chicago, en la Universidad de Illinois. Terminados estos estudios se vinculó como docente en la Facultad de Economía de la Universidad del Valle. Desde esta posición, y gracias a una beca de la Fundación Rockefeller, pasó a estudiar un doctorado en Harvard.

En 1970, cuando fue nombrado Director de la Unidad Global del Departamento Nacional de Planeación, inició su carrera de funcionario público. Del DNP, Low Murtra pasó a la Dirección de Impuestos Nacionales. Al finalizar este cargo, se vinculó en Washington al Banco Mundial. A su regreso a Colombia trabajó como economista investigador en Fedesarrollo y luego fue vicepresidente gremial, en la Andi.

En 1986, el Presidente Virgilio Barco lo nombró Director General del Servicio Nacional de Aprendizaje. En 1987, en una época de narcotráfico y terror, el Presidente Barco, que conocía su vida intachable y su integridad moral, lo nombró Ministro de Justicia.

En este cargo tomó partido en favor de la extradición de narcotraficantes. Desde entonces fue amenazado de muerte por la mafia. Para proteger su vida fue nombrado Embajador de Colombia en Suiza en 1988.

Tres años después, en enero de 1991, de regreso a Colombia, se dedicó a dictar clases de economía y derecho en las Universidades Javeriana, Externado y La Salle. En esta condición de desprotección injustificable lo encontraron los sicarios del narcotráfico, el 30 de abril de 1991, y lo asesinaron al salir de dictar clases en la Universidad de La Salle.

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