Feliz día del profesor

Bien decía Paulo Freire que la educación no cambia el mundo, sino cambia a las personas que van a cambiar el mundo, y aquello es gracias a la entrega, al compromiso, y la dedicación de los profesores, maestros y guías, pese a las insuficiencias de la educación colombiana.

Paradójicamente el día de los maestros en este 2018, coincide con la lucha del movimiento profesoral en Colombia. La semana anterior hubo jornada de paro por 48 horas, pues los acuerdos a los que habían llegado los profes hace un tiempo atrás con el Gobierno nacional, no se han cumplido, principalmente en lo concerniente a la garantía a los servicios de salud, entre otras cosas.

A ello, habría que sumarle que casi que a diario, profesores de diferentes partes del país, y especialmente de las zonas más apartadas y recónditas, se enfrentan con deficiencias de infraestructura, transporte, dotación, falta de recursos, entre otros problemas, lo cual hace que la labor del maestro en Colombia, sea una proeza.

Ni hablar de los salarios, y las condiciones de algunos docentes catedráticos en las universidades públicas del país, en donde se les paga por hora cátedra muy por debajo de lo que debería ser, y obviando la importancia de la educación como pilar fundamental de cualquier sociedad.

Hoy cuando según el calendario se celebra el día de los maestros en Colombia, desafortunadamente, no hay mucho que celebrar, pero sí harto que exigir. Históricamente nuestro país, se ha caracterizado por las deficiencias del sistema educativo, y la falta de cobertura, y eso es algo que urge cambiarlo. Aproximadamente un millón de niños se quedan por fuera de los colegios en nuestro país, y 20 de cada 100 jóvenes que terminan el colegio, logran ingresar a la educación superior.

La educación pos-gradual se convierte en la mayoría de ocasiones en un lujo al que no todos tienen acceso, pues los altos costos en las universidades privadas, y el desfinanciamiento estructural de las universidades públicas en Colombia, hace que aquel que pueda realizar una especialización o una maestría, sea alguien con mucha suerte.

Resulta entonces más que necesario, modificar el sistema educativo en Colombia, y sobre todo, garantizar que ningún niño en nuestro país se quede sin asistir al colegio. Un joven bien educado, y con acceso a la universidad, es un joven que podremos quitarle a la delincuencia, a los vicios, pero sobre todo un joven que el día de mañana saldrá a aportarle al país desde el ámbito que se desenvuelva.

Bien decía Paulo Freire que la educación no cambia el mundo, sino cambia a las personas que van a cambiar el mundo, y aquello es gracias a la entrega, al compromiso, y a la dedicación de los profesores, maestros y guías, pese a las insuficiencias de la educación colombiana. Aún con todo eso, desde aquí, les deseamos un feliz día a cada uno de ellos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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