Invasión desbordada

A pesar de que en los últimos meses se ha controlado la presencia de vendedores ambulantes en la carrera Tercera, después de las cinco de la tarde, una vez los vigías del espacio público se retiran, la invasión es total.

Los líderes de los mismos informales señalan que ha aumentado en forma alarmante el número de vendedores callejeros, con lo cual crece la insatisfacción entre los comerciantes formales y los usuarios de la vía.

La recuperación del espacio público es un verdadero quebradero de cabeza para las administraciones municipales, pues no se trata solamente de las ventas informales, sino de todas las actividades que impiden que los ciudadanos puedan ejercer el derecho al uso y goce de los espacios que son de todos.

La ocupación irregular del espacio público se presenta en otros sectores de la ciudad, donde funcionan talleres de motos y vehículos, ventas de repuestos, montallantas, concesionarios de carros, mueblerías, restaurantes, cafeterías y fruterías, que ocupan los antejardines (que son privados pero hacen parte del espacio público), los andenes y las esquinas, para ampliar sus negocios y hacerse más visibles para su clientela. Sin embargo, lo que consiguen es limitar el derecho a la libre locomoción de los transeúntes que se ven obligados a bajar a la cazada vehicular, con sus consiguientes riesgos. 

 Contribuyen también con la ocupación irregular los dueños de vehículos y otros que se parquean en andenes o en las vías y obstaculizan el tráfico. En  avenidas como la Quinta, a pesar de que cuenta con andenes amplios, los peatones no tienen por dónde caminar. Los agentes de tránsito son insuficientes para hacer presencia en todas las vías. En las noches, para completar el desorden, muchas calles se convierten en parqueaderos.

 Las construcciones en antejardines o salidas de paramentos son otra manera de usurpar los espacios de todos. A lo largo y ancho de la ciudad y a la vista de todos se construyen casas y edificios que evidentemente están fuera de los límites legales.

La invasión no es solamente atribuible a los vendedores ambulantes; ellos son parte del problema. Tampoco existe una solución única. La Alcaldía de Ibagué tendrá que articular el trabajo de dependencias de desarrollo comunitario, desarrollo económico, control urbano, medidas policivas, planeación, movilidad y, ante todo, educación.

El Nuevo Día

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