El caso de este parque es emblemático. Durante muchos años estos hermosos paisajes estuvieron ocultos para la mayoría de los colombianos. Solamente los aficionados al montañismo podían acceder a ellos, después de efectuar largas travesías a pie. Con la apertura de la carretera, este se convirtió una fuerte atracción para miles de turistas que se volcaron en busca de nuevas experiencias y allí las encontraron.
Este lugar, que es un ecosistema sensible y sustancial en la producción y abastecimiento de agua para la región, se convirtió en un área cuya flora y fauna quedaron en riesgo, debido a la masiva presencia de turistas.
También las costumbres y el modo de vida en estas pequeñas poblaciones resultaron alterados, ante la aparición de nuevas actividades y fuentes de ingresos, como lo afirma la gobernadora, pues en Murillo, por ejemplo, conseguir una vivienda en arriendo no es fácil para los lugareños, debido a que muchos de los propietarios prefieren arrendar habitaciones por unos pocos días a los turistas, porque de esta forma obtienen más dinero.
“Nunca nos preparamos para lo que venía; ni siquiera lo pensamos”, dijo Matiz, al evidenciar el impacto que está dejando el turismo irresponsable en esta espléndida región. Destacó que es necesario apostarle a la planificación del territorio, al turismo sostenible, a los negocios verdes y a la formación de operadores turísticos. También insistió en la instalación de un peaje ambiental, cuyos recursos se deberían invertir con obras dentro del mismo parque, como la siembra de árboles nativos. Hizo, igualmente, un llamado a los turistas para que sean responsables y no ocasionen daños a la naturaleza.
Todas las acciones que plantea la mandataria seccional han de comenzar a implementarse en el menor tiempo posible, con la colaboración de los entes ambientales nacionales y estatales, antes de que el turismo depredador destruya este ecosistema esencial.
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