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En Ibagué se puede construir un modelo educativo exitoso, si se aprovechan las oportunidades geográficas y sociodemográficas que caracterizan a la capital tolimense.
Su población de 545 mil habitantes está concentrada en las zonas urbanas, sólo el 7.2% vive en las veredas, lo cual facilita la oferta educativa a su población en edad escolar. Situación propicia para mejorar cobertura y calidad educativa.
La mayor parte de los indicadores sociales y económicos de Ibagué, le favorecen, en comparación con los 46 municipios del Departamento e inclusive de los nacionales.
El nivel educativo alcanzado por los docentes de la capital es el más alto, frente al de los municipios restantes. Tiene autonomía para administrar los recursos disponibles para la educación, que transfiere el Sistema General de Participaciones, por tratarse del único municipio certificado para administrar el personal y las transferencias financieras que la Nación apropia anualmente para el sostenimiento de los planteles educativos oficiales.
Se puede recurrir a más de 30 indicadores educativos para dar una idea general del estado en que se encuentra el sistema escolar de Ibagué, cuando estamos a menos de un mes de elegir un nuevo alcalde, los concejales y los ediles (Seis indicadores de contexto, 17 de procesos, 4 de recursos y 3 indicadores de impacto).
¿Qué puede y debe hacer el nuevo alcalde de Ibagué, en cuanto a educación en el próximo cuatrienio?
Se puede hacer mucho para transformar y avanzar en la marcha de la educación que se ofrece en Ibagué. Pero también pueden no hacer nada o poco y recurrir a la disculpa de que los problemas de la educación son responsabilidad y competencia de la nación.
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EL IMPACTO DE LA EDUCACIÓN
Recurro a datos disponibles sobre tres indicadores de impacto: el nivel educativo alcanzado por la población gracias a las acciones de los directivos de la educación a lo largo de los últimos años; el promedio de años de escolaridad de la ibaguereños y la tasa de analfabetismo aún vigente.
Porque los indicadores educativos de impacto, son altamente relacionados con los 26 indicadores restantes, con alta significancia para evaluar la intervención de las autoridades municipales sobre la oferta educativa.
Los indicadores de impacto, dan señales sobre el esfuerzo que han hecho los mandatarios y políticos de la capital, para “construir el capital humano que refleje los avances en cobertura y años de escolaridad promedio”, desde luego también reflejan los alcances de la intervención de la alcaldía sobre los factores de calidad, disponibilidad de recursos, acciones para garantizar la permanencia y avance de los estudiantes hacia niveles educativos más altos y para establecer relaciones necesarias sobre la vida de los habitantes en general.
Las trayectorias educativas de los estudiantes
Son varios los indicadores de proceso y de impacto, necesarios para dar una idea sobre cómo está la educación al final del cuatrienio 2020-2023 del alcalde Andrés Fabián Hurtado Barrera. De tal manera que las estadísticas que se den sobre educación hasta diciembre del presente año 2023, se convierten en “año base” o línea de base para el cumplimiento de las metas de desarrollo que se planteen en el próximo gobierno municipal.
Uno de los indicadores educativos de proceso y de impacto se establece sobre la trayectoria por niveles educativos, de aquellos estudiantes que se matricularon en primero de primaria y , unos permanecieron y otros abandonaron o desertaron antes de llegar al grado once de bachillerato. Sus datos sirven para dar una idea del grado de permanencia de los estudiantes en las aulas y, a la vez, dar indicios sobre el grado de escolaridad de la población de 5 a 10 años, con edad escolar para llegar hasta el bachillerato.
En Ibagué, en 2014 se matricularon 9.546 estudiantes para cursar el grado primero de primaria en los 275 planteles educativos oficiales y privados (sedes centrales y anexas) . De este total, sólo 8.965 se matricularon en el grado quinto de primaria, en el año 2018, equivalentes a una permanencia del 93.9%; llegaron al grado once de bachillerato en 2023, sólo 6.522 estudiantes que se matricularon para culminar el bachillerato, es decir, sólo el 68.3% de quienes se matricularon para primero de primaria, once año atrás.
Son datos relacionados con el índice de permanencia en las aulas y, simultáneamente, expresan la tasa de deserción intergrupal o Interniveles educativos. Porque un 6.1% de los matriculados en primero habían desertado al llegar al grado quinto y la deserción interanual llegó a ser del 31.7% en el grado once de bachillerato constituía por estudiantes que abandonaron los planteles educativos antes de llegar al último grado de bachillerato.
La tasa de deserción intraanual, es decir , el abandono de las aulas, entre el momento de la matrícula y la terminación del año escolar, en Ibagué fue equivalente a un 2.8% que en números absolutos fueron 2.903 desertores en 2021, según datos del Dane.
Los dos tipos de deserción afectan la trayectoria educativa de los estudiantes hacia grados superiores del bachillerato. Pero se debe advertir que la reprobación o pérdida del año escolar, es superior a la deserción intraanual. Fue del 7.4% en 2021.
Son datos que expresan ineficiencia interna para retener a los estudiantes en la educación básica y media, lo cual, igualmente, es un indicador de fracaso escolar, creado por varios fenómenos, entre ellos la reprobación o “pérdida del año”, la deserción intraanual e interanual, la repitencia y la disminución anual de la matrícula, entre otros.
Sigue vigente la caída del total de estudiantes matriculados. Eran 110 mil 729 en 2019, antes de la pandemia y pasaron a ser 105.028 en 2023, lo cual implica 5.701 estudiantes menos en las aulas de instituciones educativas oficiales y colegios privados.
No se ha logrado la permanencia o crecimiento de la matrícula, a pesar del decrecimiento paulatino de la población que debe acceder a las aulas.
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AÑOS PROMEDIO DE ESCOLARIDAD DE LOS IBAGUEREÑOS
Lo deseable fuera que Ibagué, tuviere un promedio de escolaridad más allá de los 11 años de bachillerato. El promedio de años de estudio en la capital , para la población de 15 a 24 años de edad, es de 10.1, igual a la nacional en 2022, según datos del Dane. Lo ideal fuera, que en promedio, todos los habitantes hubieren culminado los 11 años de bachillerato (Educación media superior), tal como lo han logrado, por lo menos la tercera parte de los países de la Ocde, para la población de 25-64 años de edad.
Sobre el total de la población de Ibagué, desocupada en 2022, un 35.8% había cursado el bachillerato completo (hasta el grado once); el 16.8% habían logrado estudios de educación universitaria de pregrado y posgrado. Preocupante que el 11.7% de los desempleados, no tuviere estudio alguno, lo cual puede traducirse como en estado de analfabetismo.
Sobre un total de 194 mil personas ocupadas en 2019, antes de la pandemia, el total de quienes habían cursado el bachillerato hasta el grado 11 de educación media, era equivalente al 65%, que en números absolutos son 83 mil; se le suman 42 mil que habían cursado estudios de educación superior de pregrado y posgrado. Pero hay una cifra inquietante, la de 15 mil que manifiestan no tener nivel educativo alguno (analfabetas?).
Si se pretende que toda la población ibaguereña, por lo menos tenga los 11 años de bachillerato, necesariamente habrá que intervenir en la eficiencia interna del sistema escolar, con menos reprobación o pérdida de años, menor repitencia, disminución de la deserción intraanual e interanual, acceso a las aulas a las edades correspondientes para grado (evitar la extraedad), fenómenos educativos que no exigen mayores recursos financieros, la mayoría de ellos.
Desde luego que no será suficiente intervenir sobre factores internos causantes, porque hay situaciones socioeconómicas de la población que tienen alta incidencia sobre estos indicadores, entre ellas las tasas de pobreza y desempleo de la población de la capital.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
luiseduardochamorro10@gmail.com
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