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Llegó fin de año, época en que se hace balance en las empresas para conocer el resultado de la gestión y además cumplir con las normas fiscales. De igual manera, muchas personas suelen hacer balance de lo que fue su año y de los logros frente a cuanto se habían propuesto como meta.
En lo relativo a las personas el cumplimiento por lo general es bajo, ya que los propósitos tienden a ser ambiciosos y la disciplina para trabajar en ellos, con frecuencia, se agota en los tres primeros meses del año. Este año será atípico pues recién iniciado, aún para los más juiciosos, como consecuencia de la pandemia, todos los propósitos y planes debieron replantearse posiblemente en forma drástica.
Las metas propuestas en las empresas y los propósitos personales encuentran una buena razón para no haberse alcanzado. Aun así es válido y necesario, hacer una revisión para reflexionar y pensar en los ajustes que se deben hacer en nuestra vida personal y profesional, ante tantos cambios que tuvimos que adoptar.
Para este efecto revise con objetividad y seguramente encontrará que a pesar de las dificultades también puede identificar algunos logros grandes o pequeños pero importantes. Identifique también los aprendizajes que le deja, lo que ha aprendido sobre sí mismo, acaso observa aspectos positivos en usted de los cuales no era consciente; su capacidad para adaptarse, su fortaleza, su resiliencia y las nuevas habilidades que desarrolló.
Es importante que valore estos aspectos y no se limite a señalar lo negativo, que posiblemente no estaba en sus manos cambiar.
Parte del balance implica agradecer. Si lo piensa con detenimiento es mucho también lo que tiene por agradecer, seguramente más de lo que usted cree. Quizás por su familia, por las cosas materiales o por las personas que le dieron la mano cuando lo necesitó.
Por la oportunidad de colaborar, porque superó una enfermedad o porque ha tenido salud. Solemos ser tacaños con el agradecimiento, incluso olvidamos agradecer por todo aquello de lo que nos hemos librado o que no hemos tenido que soportar.
Otro aspecto para revisar en el balance es identificar lo que debo cambiar. La experiencia vivida en este año le pudo haber mostrado qué se justifica modificar, qué no sirve, qué es necesario y qué no lo es.
Tal vez es un buen momento para cambiar algunas creencias, hábitos o relaciones que le han demostrado que sobran, hacen daño, o no son necesarias. Así mismo, será una gran ayuda si identifica aspectos emocionales, mentales o físicos que debe cambiar o mejorar, y el momento es ahora, cuando el cambio no es solo una opción sino una necesidad.
Con los anteriores elementos puede cerrar el balance y preparar un nuevo plan para el año que viene, así tenga dudas por lo incierto o desesperanzador que lo anticipe. De todas maneras es bueno hacerlo para saber cómo orientar sus acciones; tenerlo lo estimulará a actuar, a tener esperanzas a ser positivo y tener una ilusión para levantarse cada día.
Y, para no tener grandes frustraciones, es importante que sus planes sean realistas, que las metas que se imponga no sean tantas que lo abrumen, ni tan grandes que resulte difícil alcanzarlas.
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