Lo que nadie se pregunta
Son muchas las voces que se han levantado en los últimos meses para opinar sobre el uso de la inteligencia artificial en la administración de justicia. La mayoría de ellas, particularmente las de los directamente afectados, están preocupadas por los empleos que desaparecían con su aterrizaje disruptivo, mientras a otras cuantas lo que las desvela es si la capacidad de juzgar los méritos de un caso es un acto susceptible de ser codificado en algoritmos o si, por el contrario, es una facultad reservada a los humanos. Aunque respetable, es posible que ambas corrientes estén perdiendo el foco de lo realmente importante, del campo de batalla donde se definirá el futuro de nuestra Ley.