La agonía de la industria

Los comportamientos de los indicadores económicos en nuestro país, señalan que la industria está pasando por momentos de angustia que se reflejan en un pobre desempeño durante el año que acaba de concluir.

Los analistas hablan por ahora de desaceleración y prudentemente se abstienen de aplicarle el calificativo de recesión, pero las cifras deben preocupar:

En noviembre se presentó una contracción del 4,1 por ciento y mientras se espera un crecimiento económico para el año 2013 cercano al cuatro por ciento, en el acumulado a noviembre la industria sólo ha conseguido crecer un 0,2 por ciento. De los 48 subsectores analizados, 29 presentaron resultados negativos.

Estas cifras deben obligar a los organismos de conducción de la economía a aplicar correctivos urgentes que permitan atenuar el impacto de esos indicadores, pues es claro que expectativas que se habían creado como las derivadas de los tratados de libre comercio, no están reflejadas en los desempeños y valdría la pena revisar su aplicación para evidenciar las falencias que se están presentando.

De otro lado, existen factores claros de afectación, derivados de la revaluación del peso, que pone en serios aprietos a los exportadores, en un tema que ha tenido todas las largas y no ha sido posible encontrar los correctivos.

No se explica uno que si el consumo interno ha crecido (6,7 por ciento) en noviembre último, el crecimiento económico se desacelere y todo apunta a que el sector exportador está en seria crisis.

Ante estos hechos es necesario robustecer el clamor para que se introduzcan instrumentos que permitan retomar el valor real de la moneda, pues si eso no es así, los exportadores no podrán competir con precios en el exterior.

Pero a todo ello es necesario analizar cada uno de los 29 subsectores que están presentando cifras negativas, para identificar otras causas, que estoy seguro tienen que ver con la falta de ilustración sobre el impacto frente a amenazas y oportunidades de los tratados de libre comercio y también sobre la carencia de estímulos que permitan fortalecer la producción con miras a las exportaciones.

La crisis en la educación tiene un impacto en la producción y mientras no se establezcan mecanismos claros de mejoramiento de la calidad y de ampliación de las coberturas, el capital humano existente no estará en condiciones de apalancar los requerimientos del sector productivo, que necesita del mejoramiento de la productividad a través de elementos como la eficiencia, la eficacia, la incorporación de nuevas tecnologías y el acceso fácil a los instrumentos de crédito.

Esas cifras reclaman acciones inmediatas, pues de lo contrario el empleo también comenzará a padecer la crisis. Aguardamos las reacciones.

Credito
Colprensa

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