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La lucha de clases, en la historia de la humanidad, es el eterno conflicto de los siglos, el acceso al conocimiento es el mejor instrumento, para imponer la equidad como modelo económico y social, para generar oportunidades a aquellos que jamás las tendrían, el acceso al conocimiento es la verdadera revolución hacia la transformación de una región o un país. Cuando decidimos la gratuidad de la educación pública en el Tolima la mayor consideración fue esta, que las nuevas generaciones de tolimenses tuvieran la oportunidad de acceder al conocimiento para mejorar su calidad de vida, la de sus familias y por supuesto el entorno de nuestra región. Fuimos los primeros en el país, consecuentes con nuestro criterio de hacer, de trabajar por el bienestar de todos, más allá de cualquier diferencia o sectarismo, en unidad y con mucha humildad. Este ambicioso plan que busca hacer los mejores profesionales del país, contiene también la exigencia para la formación de buenos seres humanos, una fuerza laboral no solo que aporte al desarrollo económico, sino también a la generación de una nueva actitud, que deje a un lado tanta confrontación, odio y violencia, que ha sido pan de cada día en el transcurrir de nuestros pueblos.
Somos víctimas constantes de la actitud que busca daño permanente, de una nueva forma de violencia contra el ser humano que lo agrede de maneras distintas, necesitamos sanar para avanzar, somos una nueva generación de tolimenses que desde su entorno debe buscar aportar, no apartar, unir no dividir, construir no destruir. Las más de 80 mil matrículas para educación superior gratuita hasta el 2023, serán la semilla mejorada del reconocimiento de nuestros errores, de lo vivido en términos de violencia y abandono del estado, situación que no puede volver a pasar. Los jóvenes que educaremos y formaremos son la esperanza de un Tolima Unido, para la productividad, la prosperidad y la paz.
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