Elemental, mi querido Watson
El agente Watson seguramente nunca pensó que el taxi que tomó aquella taciturna noche bogotana marcaría para nunca jamás el fin de sus días. Uno simplemente no sale de un restaurante, un bar o su casa, aborda uno de estos vehículos y piensa “Aquí voy a morir”, pero siempre está el riesgo latente de una maniobra sorpresa del conductor, un desvío fuera de la rutina.