Una lección de dignidad

Guillermo Pérez Flórez

¿Rusia es invencible? No. En realidad, nadie lo es. En 1989 Rusia tuvo que abandonar Afganistán y en 1973 Estados Unidos salió de Vietnam, después de varios miles de muertos.
PUBLICIDAD

Si el propósito del presidente Donald Trump, al televisar su encuentro en el Despacho Oval con el presidente Volodimir Zelensky, era humillarlo para que el mundo entero viera su poder, el tiro le salió por la culata. Un hombre con una dignidad de mármol se mantuvo intacto ante dos hombres arrogantes: Trump y su vicepresidente, Vance.

De esta forma, Trump se estrelló contra una de sus promesas de campaña: terminar la guerra en Ucrania el primer día de su gobierno. Ha pasado un mes largo y esta no solo no termina, sino que amenaza con extenderse, e inclusive con dar inicio a la “tercera guerra mundial”, según sus propias palabras. Las cosas no salieron bien el pasado viernes en la Casa Blanca. Para empezar, Zelensky abandonó Washington sin firmar el acuerdo para la explotación de las ‘tierras raras’ de su país. Comencemos por ahí, pues es una de las claves para entender esta situación, que es de interés mundial, pese a que parezca algo lejano.

Tras una conversación con mi amigo y paisano, el antropólogo Armando Moreno, salió a relucir el asunto. Me pasó un texto de su autoría, en el cual explica que las tierras raras serán más importantes que el petróleo y el gas, fundamentales para llevar a cabo la transición energética. El lantano, el galio, el paladio y 17 metales más, imprescindibles para las tecnologías de punta. Se usan para desarrollar chips, celdas de almacenamiento para instalaciones solares y todo lo digital. El avance tecnológico que ha tenido, y que tendrán, el computador, la televisión o el celular sería imposible sin tales minerales. Así como el petróleo generó toda una tecnología para extraerlo y procesarlo, las tierras raras requieren de nuevos conocimientos. El problema no es dónde están los yacimientos, sino quién maneja la actividad extractiva y su procesamiento. En la actualidad, China controla el 97% de ese mercado mundial. Este es el fondo del asunto.  

Zelensky y Biden estuvieron a punto de firmar a finales de 2024 un acuerdo de explotación, pero Ucrania prefirió esperar a Trump, para quien es prioritario asegurar el retorno de su inversión militar en Ucrania con sus recursos naturales: “Necesitamos recuperar el coste de la “ayuda” militar a través de una alianza con los ucranios y sus tierras raras, sus recursos naturales, su petróleo y gas, y también la adquisición de nuestros combustibles”, dijo hace unos días el consejero de seguridad Mike Waltz. Más claro, el agua. Volvamos al Despacho Oval. Tras la fallida reunión, en la cual Trump echó a Zelensky, este salió para Europa a recibir el respaldo de sus principales líderes, entre ellos Macron, Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. Trump quiso humillar a Zelensky y no lo consiguió. Pero este no la tiene fácil. Mientras Europa no pase de palmadas en el hombro y voces de aliento moral, va a ser muy difícil la situación de su país. Si Trump le deja las manos libres a Putin, como Biden se las dejó a Netanyahu con Palestina, se va a prolongar el sufrimiento de ese pueblo.

¿Rusia es invencible? No. En realidad, nadie lo es. En 1989 Rusia tuvo que abandonar Afganistán y en 1973 Estados Unidos salió de Vietnam, después de varios miles de muertos. Esa es la estupidez humana. Esta crisis se empezó a incubar tras la disolución de la URSS en 1991. Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea se empeñaron en acorralar a Rusia, que era el enemigo, para conjurar un futuro expansionista. Ahora, con Trump, las cosas han cambiado. Washington y Moscú se han vuelto amigos. Así es la política. Zelensky ha dado una lección de dignidad, porque los términos de Trump fueron de ríndase o se queda solo. La pregunta es: ¿hasta cuándo? Solidaridad con el pueblo ucraniano.

Guillermo Pérez Flórez

Comentarios