Petro en el Tolima

Jaime Eduardo Reyes

El presidente Gustavo Petro estuvo en el corregimiento de Chicoral, municipio de El Espinal hace unos pocos días.
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Estuvo acompañado por simpatizantes de su causa política, campesinos e indígenas. Se anunció desde la casa de Nariño que la intención de la reunión era la construcción del Pacto por la Tierra y la Vida, un acuerdo que busca transformar el campo colombiano y avanzar hacia la paz con justicia social, el objetivo era revertir los efectos del Pacto de Chicoral de 1972, que profundizó la crisis agraria del país. El compromiso del gobierno fue que, al finalizar la jornada, se firmará el nuevo Pacto de Chicoral, que servirá como “hoja de ruta” para la reforma agraria del país, buscando un modelo sostenible que garantice el bienestar del campo colombiano y contribuya a la paz con justicia social.

El presidente Petro aspira a sumar, de nuevo, la causa de la redistribución de la tierra rural a los símbolos de su discurso político. El tema no es nuevo en su agenda ya que, desde el ministerio de Cecilia López, al inicio del actual gobierno, se empezó a trabajar en programas de redistribución de tierras rurales. Y aunque la tarea está definida en el plan nacional de desarrollo y en las políticas del ministerio de agricultura es muy poco lo que se ha avanzado. Por eso, retomar el tema para firmar un Pacto por la Tierra, la Vida y la Reforma Agraria parece ser solamente un tema de campaña política a poco menos de un año de las elecciones de congreso y presidencia de la República.

La visita del presidente a Chicoral no dejó nada concreto para el sector rural del Tolima, ni para los temas de coyuntura, ni para los temas que preocupan al sector agropecuario desde hace tantos años.

La difícil situación que atraviesan los productores arroceros debido a la caída de los precios y los altos costos de producción, el contrabando por Ecuador, y los problemas de oferta y demanda siguen estando allí sin que se concreten soluciones que garanticen la sostenibilidad de dicha actividad. Olvida el gobierno que son miles los pequeños productores arroceros quienes viven este problema.

Si de apoyar la causa indígena se trata no hay necesidad de traerlos de otros departamentos, aquí en el Tolima aún tenemos pendiente saldar la deuda histórica con las comunidades indígenas de Coyaima y Natagaima al sur del departamento. El Distrito de Riego Triangulo Sur es un proyecto fallido que, aunque aparece en el plan de desarrollo no ha tenido la atención ni los recursos necesarios por parte del ministerio de agricultura. Este proyecto muestra cómo el tema de la distribución de la tierra va más allá de la propiedad del suelo, también tiene que ver con inversiones en capital físico, infraestructura vial y de acopio, en inclusive del fortalecimiento de estos actores en los eslabones de la cadena.

Finalmente, hablando del tema con diferentes personas me comentaron que al evento no invitaron a los congresistas, ¿es esto cierto?, y frente a la pregunta ¿qué le dejó la visita del presidente al Tolima? la respuesta es que nada en concreto, ni siquiera anuncios.

Jaime Eduardo Reyes

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