Hillary Clinton como aspirante a la Casa Blanca marca un hito en la vida política norteamericana. Podría ser la primera mujer en llegar a la presidencia de los EE.UU. Un hecho que con seguridad influirá mucho en el resto del continente, pese a que de cierta forma en el norte están llegando un poco tarde, pues son muchos los países latinoamericanos que han tenido mujeres en la jefatura del Estado. En Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Guayana, Nicaragua y Panamá ya ha habido mujeres presidentes (que no presidentas, porque presiden entes, y no entas).
Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Ser presidente de EE.UU. es serlo casi de medio mundo, por no decir que del mundo entero. Una responsabilidad enorme y compleja. Si es verdad que la mujer tiene menos propensión que el hombre a las guerras, en caso de ganar Hillary deberíamos esperar unos días menos belicosos. Va a ser muy interesante conocer la sensibilidad femenina para manejar situaciones y relaciones críticas, como por ejemplo los problemas en oriente medio, las relaciones con Rusia y el ‘zar’ Vladimir Putin, o con el líder norcoreano Kim Jon-un o el buró político chino y el presidente Xi Jinping. Con Europa no tendría ningún problema, no solo por la afinidad cultural que existe sino porque allí gobiernan desde hace rato mujeres. Ángela Merkel tiene un sólido e indiscutible liderazgo, ahora será complementado por la primera ministra británica, Theresa May. Además, la canciller de la Unión Europea, es otra mujer, la italiana Federica Mogherini.
El asunto es muy interesante. En las sociedades patriarcales lo normal es que mande el nombre. De allí que con frecuencia el liderazgo tenga perfiles machistas y se considere líder a quien es capaz de gritar más, vociferar y golpear la mesa. Carlos Lleras Restrepo mandando la gente a sus casas a las ocho de la noche o Nikita Kruschev golpeando su pupitre con un zapato en Naciones Unidas para hacerse escuchar. Y muy interesante también será ver al expresidente Bill Clinton oficiando de primer señor. Cuando Barack Obama se lanzó a la presidencia se abstuvo de poner a Hillary como fórmula por considerar que ello habría dado lugar a que en la Casa Blanca hubiese (en la práctica) tres presidentes, y esto no podía ser. La cuestión es ¿cómo manejarán esa bicefalia que de facto se va producir si triunfa ella?
En el plano doméstico tengo una pregunta: ¿qué repercusiones electorales tendría en una Colombia en tránsito hacia la paz que Hillary llegue al poder? No me cabe duda de que en los próximos años (si no es en 2018) tendremos una mujer en la Casa de Nariño. La paz puede abrirle opciones electorales a personas como Ingrid Betancourt, Clara López, Martha Lucía Ramírez, Piedad Córdoba, Gina Parody y Claudia López. Podría desatarse una especie ‘efecto Hillary’. Sería la hora de las mujeres. Es posible que esta moda llegue pronto a Colombia, siempre y cuando haya paz, claro.
Comentarios