Lo cierto es que todos podemos desear muchas cosas materiales e inmateriales, pero para obtenerlas necesitamos mucho más que una carta, tenemos que hacer lo que corresponde para que efectivamente las alcancemos. Y como entre todos es posible lograr más que de manera individual, pues ésta fecha es una oportunidad propicia para que pidamos algo que nos beneficie a todos, vivir en una ciudad más bonita, amable y próspera.
La invitación es que todos colaboremos para darnos ese regalo. Comprometámonos de corazón a demostrarle a Ibagué que la queremos y que por ello le entregamos ese afecto expresado en un mejor comportamiento hacia la ciudad.
Propongo entonces que le demos la bienvenida a la solidaridad y dejemos atrás la agresividad como fórmula para vivir en paz.
Pidamos que nuestros dirigentes puedan gobernar con justicia, equidad y transparencia y centren todo su esfuerzo en el aprovechamiento del inmenso potencial de la región, en beneficio de sus todos sus habitantes, sin discriminación alguna.
Pidamos también que los empresarios asuman su responsabilidad de generar empleos dignos, y que entiendan que aprovecharse de la necesidad de quienes necesitan trabajo, deprime la economía y conlleva un gran daño al entorno y a ellos mismos. Comprometámonos con un trabajo esforzado y honesto y una actitud propositiva.
Pidamos que todos aquellos que hacen daño a la ciudad (destrozando el mobiliario urbano, invadiendo el espacio público, botando basura por las calles o generando malestar, desorden y accidentalidad como malos conductores o peatones), entiendan que deben corregir esos comportamientos, no sólo porque ello trae beneficio colectivo sino también para ellos mismos y para sus familias. De nuestra parte nos podemos comprometer a cuidar y hacer lo necesario por embellecer y cuidar el frente de nuestra casa o negocio y el parque de nuestro barrio y cuidar el medio ambiente.
Optemos firmemente por el respeto y el deseo de servir. Por una actitud emprendedora, constructiva y positiva, para superar la falta de compromiso, la negligencia y la envidia que rige la vida de muchos conciudadanos.
Hagamos el mayor esfuerzo para ser capaces de hablar menos y hacer más, mucho más y mucho mejor, por cada uno de nosotros, por la región y por el país y además a actuar de una manera proactiva frente a las buenas propuestas.
Ofrezcamos a todos una sonrisa, unas gracias, prestemos el hombro cuando lo necesiten y aprovechemos los cientos de palabras hermosas de nuestro idioma para entregarlas a los demás.
Aprovechemos igualmente para pedir sabiduría suficiente para asegurar que reconocemos las oportunidades y las aprovechamos de la mejor manera. También, para reconocer y agradecer al Dios de cada uno, por todo cuanto hemos recibido.
De otra parte, es el momento para agradecer a mis amables lectores la generosidad de su tiempo para leer mis escritos al igual que a quienes me envían mensajes. Para todos los amigos, lectores, tolimenses y colombianos, y particularmente para el equipo del Diario les deseo una Feliz Navidad.
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