Clemencia Herrera Monroy, afectada, contó que estaban durmiendo cuando escucharon un estruendo.

“Nos levantamos de una vez y fue cuando nos percatamos que ya no teníamos cocina y la vecina de abajo se había quedado sin patio”, describió Herrera. 

Los daños, enumeran los afectados, “gracias a Dios”, solo fueron materiales y hubo pérdidas de algunos enseres, que con esfuerzo y con el trabajo como recicladores habían logrado conseguir.

Sin embargo, Shirley Gómez, una de las perjudicadas y que además se encuentra en estado de gestación, recalcó que no es la primera vez que la comunidad del sector, que vive sobre una zona de riesgo, sufre el mismo incidente. 

“En varias ocasiones hemos tenido que salir corriendo, pero a falta de soluciones nos hemos acostumbrado a vivir con la amenaza de la naturaleza”, mencionó Gómez, con la esperanza de que el municipio los reubique. 

Entre las causas del deslizamiento, la comunidad alude fue por las lluvias acompañadas de fuertes vientos que se han registrado en los últimos días, además de la deforestación que se está haciendo en la zona. 

“Hay un vecino que está cortando los árboles y esto fue lo que desencadenó la emergencia de ayer (lunes)”, denunció Gómez, quien además invitó a las entidades ambientales a asumir compromisos con la comunidad.