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Se hizo bachiller del colegio San Simón y fue admitido en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, donde se graduó, para luego regresar a su ciudad natal y encontrar las primeras oportunidades de trabajo con la Alcaldía, donde elaboró, junto con funcionarios de la Secretaría de Hacienda, el nuevo estatuto de Valorización de la ciudad.
El joven arquitecto, al mostrar su gran responsabilidad, consagración al trabajo y honestidad, adquirió experiencia como particular independiente con contratos por administración delegada, que, como él lo indicaba, es el mejor sistema para el contratante, mientras éste sea honrado. Y así fue: mostró obras como Edificio Don Julio Parra, las casas de la Dra. Odilia Cadena, el edificio Gas Neón, el Sena, y el edificio de Comfenalco de la calle 37.
En 1958, fue comisionado por Darío Echandía para iniciar el proceso de construcción del hospital Federico Lleras Acosta, ícono ibaguereño antes Hospital Departamental, y para terminar el Hospital de Purificación.
Nueve años después nació su empresa, Sociedad Constructora Los Lagos, acompañado por su hijo, el también arquitecto Manuel Augusto Lagos Mendoza, quien hoy sigue al frente; esta firma cumplió, recientemente, 47 años construyendo sueños y creando hogares llenos de vida. Son casi cinco décadas siendo respaldo y confianza de miles de familias.
Entre las obras por mencionar como fruto de su trabajo se pueden mencionar la Urbanización Cantabria, los edificios Camino Real, Camino Dorado y Laken (este último sobre la avenida Guabinal con calle 20), Villa Salomé, conjunto de vivienda de interés social de seis torres en el barrio El Salado; el edificio de la Cooperativa de la Universidad del Tolima sobre la avenida Jordán, varios desarrollos en el Condominio Campestre Los Lagos, sobre la vía a Picaleña; el edificio Reserva de Cádiz y el centro comercial La Quinta. Se resalta, por otra parte, su rol de presidente por 20 años de la Asociación Colombiana de Banda Ciudadana (ACBC).
Con su partida, Manuel Guillermo Lagos Viña deja un legado importante para nuestra ciudad, un ejemplo para los jóvenes arquitectos que siguen esta disciplina de las artes, del paisajismo y de la gran resiliencia, a mantenerse en la vigencia de este segmento de la construcción hoy tan diverso y competitivo, que seguramente continuará en firme con lo aportado por este magnífico profesional.
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