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Hay dolor y tristeza por la muerte del profesor Mario Andrés Garrido Osorio, a manos de sicarios que le dispararon a quemarropa sin mediar palabra. El hombre iba devuelta su casa después de una larga jornada educativa en el colegio Nueva Esperanza del corregimiento de Arroyo Grande, Zona Norte de Cartagena.
Allí laboraba desde hace 18 años. Se destacaba por su amor al deporte y la pedagogía. Pero una tragedia le arrebató la vida. Sobre las 7 de la noche llamaron a su esposa para darle la triste noticia, ella lo esperaba al lado de su hijo de 8 años.
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El profesor de 47 años llevaba más de la mitad de su vida enseñando en la capital de Bolívar y se preparaba para recibir el grado de maestría, estudiaba Ciencias de la Educación, la cual no pudo terminar.
“De noche los buses no entran al pueblo, por eso toca coger un colectivo. Me saludó desde el carro cuando pasó por mi casa y le dije que nos veíamos mañana. Al poco rato me enteré de la tragedia. Aún no lo creo”, comenta Magalis Coronado, compañera de Mario.
Al profesional de la educación lo asesinaron, apenas se bajó del colectivo, fueron tres disparos los que le propinaron. Él murió en el acto y en medio de la confusión, los sicarios aprovecharon para huir.
“Él pertenecía al sindicado de profesores, pero la verdad no le conocimos problemas. En Arroyo Grande todos estamos consternados por este crimen”, dijo su compañera, quien confesó que no se le conocían problemas ni enemigos a la víctima. En testimonio, su esposa dio la misma versión.
¿Por qué lo asesinaron?
A pesar de no ser de rencillas ni oponentes, se conoció que el año anterior perdió su celular y quienes lo encontraron, empezaron a chantajearlo para no divulgar que estaba enfermo.
No obstante, las autoridades locales están al frente de la investigación para dar con la identidad y paradero de los implicados.
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Reacciones
Alumnos y demás docentes realizaron una marcha de apoyo y solidaridad con la familia del asesinado. Varios expresaron:
“La vida nos da un giro inesperado, todos en la institución Nueva Esperanza te vamos a recordar por lo buena persona y muy buen profesional que eras”.
“Descanse en paz ‘profe’. No queda más que agradecer por todo su trabajo y dedicación a la comunidad de Arroyo Grande. Sentidas condolencias a sus familiares”.
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