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En 2006 la Edith Enciso decidió presentar, de nuevo, su café al concurso Taza de la Excelencia, el más famoso en cuanto a cafés especiales de todo el país.
Ese primer paso le abrió las puertas a decenas de caficultores del sur del Tolima, los cuales comenzaron a ser reconocidos por la calidad de sus granos, más que por vivir en una zona históricamente marginada por la violencia. “No nos conocían, no conocían la calidad de lo que estábamos cultivando en Planadas y en el Tolima”, ha dicho en diferentes ocasiones.
Por su parte, Astrid Medina, de Planadas, obtuvo el mismo reconocimiento en 2015. La sede era Ibagué y el Tolima no solo tuvo el primer puesto, sino también el tercero, octavo, décimo y treceavo. Fue una consolidación total.
Gracias al trabajo ininterrumpido de estas mujeres han llegado asociaciones y grupos de personas a seguir el cultivo del café en la región. Ahora colectivos como Asopep abren múltiples mercados al exterior, incorporando compradores extranjeros que llevan la producción del departamento a grandes cadenas de distribución del mundo entero.
Sin el trabajo de Edith Enciso y Astrid Medina tal vez nada de eso podría haber sido posible.
¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!
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