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Años después de su hazaña más famosa, la salud de Manuel Arturo Barrios Prieto se vio afectada por el Alzheimer, lo que motivó a sus amigos más cercanos, como Raymond Bodenmann y Marcelo Arbeláez, a rendirle un homenaje digno. Así nació ‘Manolo Adentro’, un libro que no sólo rememora sus logros en las montañas, sino que también captura su esencia como ser humano.
“A mí me llamó Raymond Bodenmann a finales del 2018, nuestro compañero, junto con Marcelo, de la primera expedición que hicimos al Himalaya, y me dijo: 'Manolo tiene Alzheimer, hagamos un libro'. Pero ese libro tiene dos sentidos: uno es un homenaje a uno de los más grandes alpinistas de Colombia, y el otro es hacer una serie de entrevistas con él, ahora que recuerda muchas cosas. Después no las va a recordar, y así fue. También con sus amigos, pero la condición era que él estuviera presente en todas. Yo he leído que lo último que se pierde en el Alzheimer es la memoria de largo plazo. Entonces, en la medida en que hagamos entrevistas y que él esté presente, va a recibir una vivencia de sus amigos de expediciones desde hace 40 años en vivo, y las va a disfrutar, porque le vamos a estar obligando a recordar todo lo que hizo con las personas enfrente”, afirmó José Fernando Machado, escritor del libro.
Manolo, con la ayuda de su esposa, entregó personalmente cada ejemplar, no solo como un gesto de agradecimiento, sino como una forma de seguir vigente, de mantener su legado vivo. El libro no está destinado solo a los montañistas, sino a todos los colombianos que pueden aprender de la vida y filosofía de Manolo: una vida vivida con autenticidad, sin resentimientos, con una natural capacidad para entender a los demás y a la naturaleza.
Entre las historias destacadas de ‘Manolo Adentro’ se relata un impactante episodio ocurrido en el Nevado del Ruiz, donde Manolo, como socorrista, demostró una compasión fuera de lo común. Tras la caída de una avioneta, en un ascenso arduo, Manolo y su equipo decidieron no bajar, aunque ya se sabía que no había sobrevivientes. Manolo, con su claridad y compasión, argumentó que los familiares sí los esperaban, y no abandonaron la misión pese a las dificultades.
Manolo no es solo recordado por sus logros en las montañas, sino también por su capacidad para conectar con todos los seres vivos. “Manolo desarrolló una gran empatía y un gran entendimiento con las personas, se ahorró todos los cursos que ahora tomamos de autoayuda, superación, de relacionamiento y todo, porque él naturalmente los tenía. Fue una persona que vivió el día a día, vivió el momento, vivió sin odios ni resentimientos, fue práctico, muy resiliente, muy recio consigo mismo y se entendía por igual con las personas que con los animales. Él iba por un camino, veía un perro y se iba detrás del perro, a ladrarle, y el perro le respondía”, afirmó Machado.
En la reciente expedición de Marcelo Arbeláez al Aconcagua, en Argentina, recordó cómo Manolo hablaba con las mulas que ayudaban a transportar las cargas, creando una conexión tan especial que parecía existir una comunicación genuina entre él y los animales. “Cuando íbamos camino al campamento base con las mulas, él hablaba con ellas y de alguna manera había como una comunicación, porque respondían. Hace pocos días, con los compañeros de Manolo, con quienes escaló la pared sur del Aconcagua, lo recordamos con un cariño, con un aprecio, de verdad con admiración. Una característica de Manolo, ante todo, es que nunca se le escuchó una palabra que no correspondiera al buen trato. Ahora que recientemente estuvimos en Aconcagua, lo recordamos mucho”.
En dicha travesía, Manolo enfrentó no sólo un desafío físico, sino una situación de vida o muerte cuando un terremoto sacudió la montaña y provocó una avalancha. En ese momento, mientras otros se sentían aterrados, Manolo, con su característico sentido del humor, subió a una piedra y les gritó a sus compañeros: "¡Arrepiéntanse, pecadores!".
Su capacidad de servicio fue otro de los aspectos que marcó su vida. Como miembro destacado de la Cruz Roja, Manolo tenía un instinto protector natural. En una de sus expediciones en el Himalaya, se le conoció como el "médico de los sherpas", administrando medicamentos y ofreciendo atención a los porteadores con un simple gesto de humanidad. Incluso en lugares remotos como Pakistán, su nombre se convirtió en sinónimo de ayuda y solidaridad, siendo llamado "Manolu" por los porteadores que rescató de una grieta.
“Hay una situación hermosa en el Manaslu (una montaña en el Himalaya) en 1986, en el largo camino de acercamiento, que son más de 12 días, en una pequeña población era común que salieran personas con algún tipo de dolencia, y salió un niño con la cara totalmente llena de granos, una dermatitis terrible, la cara era totalmente roja, y Manolo le limpió su cara, le dio una crema, y lo hermoso es que un mes y medio después, cuando ya estábamos regresando, y pasamos por esa población, salió el niño con la cara limpia, con la cara totalmente recompuesta, a abrazar a Manolo, y eso era lo que generaba Manolu, ese hecho describe el ser humano, el ser humano que Manolu todavía está. Y lo cuenta Marcelo, porque Manolu nunca lo hubiera contado”, manifestó Machado.
En su carrera, Manolo no solo alcanzó cumbres míticas, sino que también participó en expediciones que marcaron la historia del alpinismo colombiano, como el ascenso al Cho Oyu y al Everest. En 1997, Manolo mostró una impresionante visión de la vida cuando decidió detenerse a menos de 600 metros de la cumbre del Everest, recordando que lo más importante es regresar con vida.
En los años 80, un titular en un periódico decía: “Por primera vez, Colombia en la cima del mundo”, con el subtítulo “Más alto no se puede”. Sin embargo, para Manolo y sus compañeros, esa frase fue solo un punto de partida. Junto a Juan Pablo Ruiz, Nelson Cardona y Marcelo, Manolo emprendió el ambicioso proyecto de las Siete Cumbres, que consiste en escalar las montañas más altas de cada continente. Su objetivo era sumar las alturas de las cumbres más altas y demostrar que, si bien el Everest era el techo, había algo aún más alto al sumar las cumbres del mundo. Esta idea revolucionaria, liderada por Manolo, marcó el inicio de una serie de hazañas históricas para el montañismo colombiano.
'En lo Más Alto': el tributo a la amistad y la montaña
Marcelo Arbeláez anunció que para finales de febrero se lanzará su nuevo libro, ‘En lo más alto’, inspirado en más de 50 años de amistad y experiencias compartidas en las montañas, con una reflexión sobre las lecciones de vida que dejó la escalada.
“Yo me comprometí con Juan Pablo a cuidar lo que juntos construimos y básicamente lo que juntos construimos fue, pues digamos todo lo que aprendimos, todo lo que él me otorgó como amigo, como compañero, como líder y lo que a su vez yo también le puede transmitir. Y ahí fue cuando dije, voy a hacer un libro reconociendo la amistad, pues ese atributo maravilloso que también Manolo nos dejó. Y justamente un mes después, el 23 de diciembre de 2023, un mes después del fallecimiento de Juan Pablo fallece Manolo, con mayor razón ante esto yo dije, yo debo por mí y no, inicialmente no por el mundo o por los demás o por Juan Pablo, por Manolo, sino por mí reconocer pues lo que significa o lo que ha significado en mi vida las montañas y mis experiencias”, señaló Marcelo.
‘En lo más alto’ tiene un significado profundo, surge de una conversación que Marcelo tuvo con Juan Pablo sobre "la montaña de la vida", la cual ambos consideraron la más alta de todas. Este concepto se convirtió en el eje central del libro, que, además de ser un tributo a Juan Pablo y Manolo, también busca ofrecer un legado de sabiduría para las futuras generaciones.
“Cuando me despedí de Juan Pablo Ruiz, yo le dije después de tantas montañas, de tantas experiencias juntos, cuál es la montaña que en este momento estamos subiendo y Juan Pablo me dijo la montaña de la vida, yo le dije, pero por qué la montaña de la vida, porque es la más alta y ahí fue cuando yo le dije, bueno Juan Pablo, yo lo voy a asegurar para que usted suba a la cumbre más alta de la montaña de la vida, porque cuando yo vaya a subir, que todavía no estoy preparado, usted me va a asegurar, usted me va a lanzar la cuerda y me va a asegurar y al mes pues Manolo también se subió a esa montaña, o sea ya tengo dos compañeros que me van a apoyar para que yo, ese último tramo de la montaña más alta que es la montaña de la vida, pues lo recorra con seguridad y ese título tiene esa connotación, En lo más alto, no existe nada más alto que la montaña de la vida de cada ser humano”, puntualizó Marcelo.
Manolo, quien fue más que un alpinista o un socorrista, es ahora un referente de superación personal. Su historia inspira a generaciones, no solo por sus logros en las montañas, sino por la forma en que vivió su vida, con una entrega inquebrantable hacia los demás.
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