A sus cinco años, parecía que Camila no había superado sus tres: no seguía normas y no respetaba la autoridad. Si en el colegio le pedían que guardara los colores, no lo hacía, solo para llevar la contraria a sus profesoras. Golpeaba a sus compañeros, corría por todo el salón sin control y las sanciones le parecían cosa de juegos.
“Los padres de Camila recibieron la recomendación de llevarla a terapia porque su comportamiento estaba interfiriendo con su proceso de aprendizaje”, explica una de sus terapeutas.
Camila visitó a profesionales en psicología, terapia ocupacional y fonoaudiología, y aunque parezca un exceso para una niña de cinco años que apenas comienza su vida escolar, los expertos señalan que esto le evitará problemas futuros.
Sin embargo, para que el comportamiento de Camila cambiara, necesitaba que todas las personas a su alrededor estuvieran de acuerdo. “Para lograr un buen resultado se necesita el apoyo de los terapeutas, los padres y familiares y los docentes, si todos hablamos el mismo idioma se logran buenos resultados”, explica una de las especialistas que la trató.
Pero, ¿cómo manejar a un niño tan pequeño que ya presenta tales dificultades en su comportamiento y que rápidamente tiende a ser encasillado por los docentes y sus compañeros?
“Es normal que los niños hagan pataletas porque no saben manejar sus frustraciones, pero cuando el comportamiento se hace constante, ya es preocupante. En cuanto al manejo en el colegio es clave que los docentes reciban charlas y asesorías por parte de los terapeutas, para que no caigan en el error de encasillar a los niños”, explica María Paula Rueda Rivera, fonoaudióloga y terapeuta infantil.
“Hay muchas formas de abordar una mala conducta en niños pequeños, depende de la situación. Cuando un niño tan pequeño hace berrinche, la mejor forma de manejarlo es ignorándolo. Si no se le prestas atención a ese mal comportamiento se le hace entender que de esa forma no consigue nada, y cuando el berrinche pasa, lo más importante es hablar con él”, puntualiza Rueda Rivera.
Por eso es importante que los docentes hablen con los padres y les comenten cómo es el comportamiento del niño o la niña en clase y no solo aplicarle un castigo diario cada vez que se porte mal porque así se refuerza esa conducta negativa en los niños.
VOZ DEL EXPERTO
María Paula Rueda Rivera
Fonoaudióloga UMB
¿Cómo se puede manejar a los niños difíciles en el colegio?
“Lo más importante es actuar de forma tranquila, sin dejarse llevar por el mal genio y mantener la calma. No entrar en el juego de la pelea con el niño y buscar espacios en los que él pueda liberar tensión. Corrija con cariño y con respeto, pero con autoridad. Explíquele por qué su comportamiento no es adecuado y si se enoja, dele el tiempo y espacio para que se calme y pueda expresar sus sentimientos y pensamientos.
¿Qué estrategias se pueden adoptar para trabajar con ellos?
“Pensando en estrategias terapéuticas diferentes nació la idea de FonoArte, que es como una receta: mezclo un poquitito de arte con ejercicios terapéuticos, obviamente desde mi área de Fonoaudiología y obtengo una terapia divertida, diferente, enfocada en las necesidades del niño. Por ejemplo, en el caso de uno de los niños con los que trabajé, que se enojaba con facilidad y en ocasiones tenía un comportamiento agresivo, una de las sesiones fue realizar un muñeco con arcilla siguiendo instrucciones, de esta forma trabajé comprensión y seguimiento de instrucciones y el niño canalizó el enojo y la agresividad con el amasado de la arcilla. Este es un ejercicio con un enfoque terapéutico, pero divertido. Y así con la música, el baile, la pintura”.
¿Y qué pueden hacer los padres y profesores?
“A los padres y docentes se les da un Cuadro de Reforzamiento en que se exponen conductas que el niño debe lograr, por ejemplo: hablar bajito y sin pataleta o berrinche. Para este objetivo se usa una imagen que pueda representar esa buena conducta. El cuadro está dividido en los días de la semana y en frente de cada conducta a lograr, se ponen los reforzadores. La idea es que al final mejoren su comportamiento”.
¿Son difíciles o los hacemos difíciles?
Feliciano Rodas
Psicólogo Clínico
Especialista en Salud Mental Infanto-juvenil
En muchas ocasiones las causas de las situaciones o casos difíciles no son evolutivas sino educativas. Es muy famoso y conocido, en los grupos de Escuelas de Padres, el llamado “Informe de la Dirección General de la Policía de Seattle, Estado de Washington” que se titula sarcásticamente “Cómo convertir a tus hijos en precoces delincuentes”:
1
Da a tu hijo desde la infancia cuanto desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe algo.
2
Ríe si dice tonterías acerca de los valores humanos o religiosos; creerá que es muy gracioso.
3
No le des ninguna formación espiritual, ya la escogerá cuando sea mayor.
4
Nunca le digas “esto está mal”, podría adquirir complejo de culpabilidad. Más tarde si es detenido por robar un coche, estará convencido de que la sociedad le persigue.
5
Recoge lo que él tira por los suelos; así creerá que todos están a su servicio.
6
Discutan y fáltense al respeto siempre delante de él, se irá acostumbrando y cuando la familia esté ya destrozada, no se dará cuenta.
7
Dale el dinero que pida; no sea que sospeche que para disponer de él se debe trabajar.
8
Que todos sus deseos sean satisfechos, de otro modo resultaría un frustrado.
9
Dale siempre la razón; son los profesores, la gente, y el día de mañana la ley, quienes la tienen tomada con el pobre muchacho.
10
Y cuando su hijo resulte ya un desastre, proclamen que nunca pudieron hacer nada por él.
Los niños difíciles en el colegio con frecuencia tienden a ser encasillados por sus profesores, compañeros e incluso, por sus propios padres. Sin embargo, expertos afirman que un mensaje positivo sin estigmatizarlos, así como estrategias innovadoras para fomentar un mejor comportamiento, son la clave para verlos crecer juiciosos y responsables.
Credito
BELKYS P. ESTEBAN
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