“Economía para la vida”

Alberto Bejarano Ávila

“Economía para la vida”, este fue el lema que en grandes letras pudo leerse en el escenario de la Universidad del Tolima donde recién se realizó el cierre de año 2023 del sector solidario y que contó con la honrosa presencia del señor presidente de la República y la asistencia de insignes dirigentes del cooperativismo y otras instituciones del sector solidario colombiano. Recordemos que, en su agudo y emotivo mensaje, el presidente indico que las cooperativas (el sector solidario) eran el ejemplo que el gobierno del cambio quería para toda Colombia, pero no como actor marginal, bien se entendió, sino como sector protagónico de la inclusión social en la economía. Sin duda el cooperativismo tolimense tomó nota del histórico desafío y querrá encararlo y por ello me atrevo a hacer algunas propuestas que quizá sean útiles.
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Por su decadencia moral, por sus pobrezas físicas y mentales, por su rezago en el desarrollo nacional, por ser emisor de migrantes, por su deterioro medioambiental, por la politiquería que opaca su horizonte, porque su economía es cada vez menos suya y también porque, por fin, un gobierno nacional cree en las cooperativas, en el Tolima se dan condiciones propicias para que resurja el cooperativismo y más formas de economía solidaria. Solo falta que miles de tolimenses, empezando por los cooperativistas y colectivistas, igual crean que sí pueden gestar grandes iniciativas, justamente porque de su parte está la fuerza de la cooperación y admitan que solo falta voluntad de diálogo para unificar lecturas de las realidades, visionar un Tolima cooperativo y asumir posiciones como sector, a partir de acuerdos y estrategias, para construir ese ideal que en su momento definieron como una “economía para la vida”. 

Sugiero entonces realizar pronto un congreso tolimense de economía solidaria para rubricar el acuerdo para gestar, en grande, el sector solidario regional o tolimensista. A este congreso se llevarían ponencias de los distintos subsectores que, en suma, constituyan la prospectiva del sector solidario tolimense, se llevaría el modelo organizacional que encausaría sinergias y acompañamientos y se llevarla la hoja de ruta o marco referencial para gestionar acuerdos con alcaldías, gobernación, dependencias del gobierno central y entes privados y, claro está, para agenciar cooperación internacional, en especial del cooperativismo desarrollado en el mundo. Si erradicamos “él no se puede”, sin duda este congreso (reeditable cada año) será punto de partida de la nueva, integral y pujante historia de la economía solidaria tolimense.

Por el corto espacio esquematizo ideas diciendo que en lo sucesivo toda cooperativa debe tener lineamientos prospectivos y plan de desarrollo; el subsector de ahorro y crédito podría idear un modelo integrador (ej. el Desjardins, Canadá); podrían perfilarse cooperativas para generar energías renovables (comunidad energética); desde redes sectoriales de economía popular, se crearían cooperativas industriales, agroindustriales y servicios; podrían fundarse asociaciones para encarar la lucha social (ambiental, DD.HH, usuarios de servicios, etc.) y, claro, se crearía el consejo regional de economía solidaria. ¿se opondrá él “no se puede”?

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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