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Señalan algunos especialistas que en cualquier propuesta de intervención “lo primero es entender la base natural y consultar los conceptos "Biológicos", pues el parque tiene un valor ambiental gigante, que se ha reducido por la adopción de decisiones erróneas”. En este contexto, mucho podrían aportar, en primer lugar, Biólogos, Ambientalistas y Paisajistas, así como los profesionales en Arquitectura, Diseño, Artes, Ingeniería Civil y Forestal, de las universidades locales, igual las agremiaciones de profesionales en esos campos y las organizaciones ciudadanas. Y no cabe duda que lo harían con gusto, no solo porque el Parque Centenario es el único escenario de la ciudad que permite a la gente disfrutar la naturaleza, respirar aire fresco, caminar, hacer ejercicio y tertuliar con amigos, sino porque es un escenario entrañable. Además, allí está la Concha Acústica, un escenario insustituible de la “Ciudad musical de Colombia”, que otrora albergó presentaciones artísticas abiertas al público; actividad que ha desaparecido porque hoy está hecha escombros; la infraestructura que lo conforma está derruida, la vegetación sin mantenimiento, la basura se acumula, y hasta genera temor por la presencia de vándalos, indigentes y drogadictos.
Las entidades competentes están en mora de convocar a profesionales y organizaciones cualificadas para que aporten sus conceptos a fin de asegurar que la nueva propuesta responda a planteamientos técnicos modernos y a las necesidades y expectativas de la ciudadanía. Además del Parque Centenario, es indispensable que la Administración se ocupe de la recuperación y mantenimiento permanente de los demás parques (que son muchos menos de los que la ciudad requiere), porque la mayoría presentan un lamentable estado de abandono. Aquí cabe la pregunta: ¿Qué hace la Oficina de Parques y Zonas Verdes? ¿Y qué control se tiene sobre la empresa de aseo? Porque su labor resulta imperceptible.
Parece que no se ha entendido la importancia vital de los parques y zonas verdes en la salud física y mental de comunidades que viven hacinadas en medio de ladrillo y cemento, y transitan por calles sin andenes o en pésimo estado, atiborradas de motos, vehículos, indigentes, raponeros, vendedores ambulantes, vitrinas y muebles de comercios que los invaden. Y qué decir de los deportistas que se han visto privados de diversos escenarios del Parque Deportivo, por los vergonzosos problemas de corrupción ampliamente conocidos. Definitivamente los parques son insustituibles porque, además, bien atendidos aportan al embellecimiento del entorno y son escenarios propicios para compartir con las mascotas y preservar la fauna doméstica.
Parece, así mismo, que no se ha entendido que poco sirve contar con infraestructuras si no se garantiza el mantenimiento adecuado y permanente, porque en poco tiempo estarán inservibles. Por todo lo anterior digamos:
¡¡¡Piedad con el Parque Centenario y con todos los parques de la ciudad!!!
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