PUBLICIDAD
Uno de los problemas más acuciantes se relaciona con la enorme densificación que se observa en la zona por la creciente construcción de condominios de casas y edificios de 10, 12 y más pisos, muchos de los cuales incumplen aún con los mínimos requerimientos urbanísticos, dificultan el tráfico y superan la disponibilidad de servicios públicos del sector. Cuentan con una única vía de acceso, que es prolongación de la avenida (calle) 19, solo que allí se estrecha y se convierte en doble vía, el pavimento presenta un estado deplorable, y es tan angosta que inclusive hace difícil el retorno de los vehículos que ingresan; no hay andenes adecuados y tampoco es factible ampliar vía.
Se suma la deficiencia del alumbrado público y el hecho de que allí operan tres colegios grandes e importantes de la Ciudad: el Eucarístico, el INEM y el Conservatorio de Ibagué –Amina Melendro-; en consecuencia cientos de estudiantes transitan en ese entorno y también buses y busetas de transporte escolar. Además, el ingreso al sector se ha saturado con talleres, kioskos y casetas improvisadas que expenden licor, comidas, plantas, etc. Como resultado, la congestión y el riesgo de accidentes es enorme. Al ingresar también se encuentra un parque hundido que pudiera ser muy bonito, solo que no recibe el mantenimiento adecuado y, en cambio, allí permanecen indigentes y drogadictos que constituyen amenaza para los niños y otros peatones.
Se agrega el hecho de que el suministro de agua para la mayor parte del sector no lo ofrece la Empresa de Acueducto Municipal –IBAL- sino un Acueducto Comunitario que resulta especialmente vulnerable a las temporadas de lluvia y sequía e insuficiente para atender la creciente demanda. Además, el sector no cuenta con alcantarillado; este servicio lo resuelven con pozos sépticos o vertiendo parte de las aguas negras a la quebrada Arenosa o Tigrera que cruza la zona y desemboca en la quebrada Chipalo, y lo llaman “servicio mixto” que, por supuesto, constituye una amenaza a la salud pública. Todo esto ocurre a pesar de que se trata de un sector céntrico de la ciudad, clasificado en estrato cuatro la mayor parte y una fracción estrato tres, ubicado en una zona de piedemonte con vegetación intensa y vista a unos hermosos cerros que, como consecuencia de las construcciones próximas a sus laderas, pueden generar deslizamientos de tierra.
La comunidad insiste en que la creciente densificación representa una amenaza y con angustia escucha especulaciones sobre la posibilidad de que continúen construyendo más bloques de edificios con cientos de apartamentos, y también sobre la posible puesta en operación de una clínica que hace un par de años dejó de funcionar en la zona. Todo ello, a pesar de la problemática referida y sin contar con estudios de movilidad y otros requerimientos que deben ser exigidos por las diversas dependencias competentes, para verificar la capacidad del sector para soportar la enorme densificación que ya se tiene, y que se intensificaría si ejecutan los proyectos mencionados.
Son, entonces, múltiples y graves las irregularidades a la vista de los órganos responsables de cuidar el cumplimiento de las normas vigentes. A ellos, en repetidas ocasiones la comunidad ha pedido su intervención sin lograr respuestas satisfactorias y ahora les reiteran la petición, no solo de impedir que se agudicen los problemas sino de ocuparse de su solución. Por todo ello su clamor: “Piedad con Calambeo”.
Comentarios