Riesgos en las mujeres de entrenar en ayunas

Columnista Invitado

El entrenamiento en ayunas ha ganado popularidad; sin embargo, la comunidad fitness no ha hecho distinción en las diferencias fisiológicas y metabólicas de cada uno de los sexos, dentro del cual se destaca el sistema hormonal de las mujeres que es un poco más complejo respecto de los hombres, el cual se ha visto afectado negativamente (las hormonas reproductivas como el estrógeno y la progesterona) tras su práctica, conllevando a irregularidades en el ciclo menstrual y problemas de fertilidad a largo plazo.
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Adicionalmente, puede incrementar los niveles de cortisol (hormona del estrés), que en niveles elevados contribuye a problemas hormonales, aumento de peso y dificultades para dormir; así como la disminución en el rendimiento físico y la resistencia al entrenar, dada la menor disponibilidad de glucógeno y glucosa, afectando la capacidad de mantener la intensidad y duración del ejercicio.

Ahora bien, como las mujeres y los hombres enfrentamos el riesgo de perder masa muscular tras el entreno en ayunas, pues el cuerpo recurre a la degradación de proteínas musculares para obtener energía en ausencia de glucógeno adecuado.

En las mujeres, por su composición, existe más susceptibilidad de presentar hipoglucemia (niveles bajos de azúcar en sangre) durante el ejercicio, causando mareos, debilidad y fatiga extrema. Este riesgo es mayor si no se tiene un buen manejo nutricional antes y después del entrenamiento.

Aparejado a ello, aumenta el riesgo de problemas digestivos, como náuseas y malestar estomacal, especialmente si el ejercicio es de alta intensidad, por lo que es vital, antes de comenzar a entrenar sin desayunar, se consulte con un profesional de la salud o un nutricionista para evaluar su estado de salud general y recibir orientación personalizada.

Como recomendación, es aconsejable iniciar con ejercicios de baja a moderada intensidad y observar cómo responde el cuerpo antes de progresar a entrenamientos más intensos; asimismo, se debe prestar atención a las señales de su cuerpo como mareos, fatiga extrema y cambios en el ciclo menstrual, de manera que si se presentan estos síntomas, se proceda al ajuste en la rutina de ejercicios y la alimentación.

Adicionalmente, tener presente las diferentes fases del ciclo menstrual, dado que cada uno tiene necesidades energéticas diferentes, por lo que la tolerancia al ejercicio puede variar.

Por ejemplo, durante la fase lútea (período de tiempo entre la ovulación y la menstruación), pueden requerir más carbohidratos para mantener el rendimiento.

En general, si bien hacer ejercicio en ayunas ofrece ciertos beneficios, también es importante considerar los riesgos y ajuste en su enfoque con una planificación cuidadosa, una hidratación adecuada y una alimentación post-entreno que incluya la combinación de proteínas y carbohidratos que coadyuven a la recuperación y reposición de glucógeno.

 

Alberto Enrique Pacheco

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