Después de la tempestad viene la goleada

Columnista Invitado

El Tolima de David González volvió al Murillo Toro para reencontrarse con el buen juego y propinarle una goleada monumental a La Equidad Seguros de Alexis García.
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El equipo bogotano, que otrora era un rival cuya resistencia resultaba casi infalible para el cuadro de Ibagué, fue superado ampliamente desde lo futbolístico, lo físico y lo mental. Triunfo brillante de Tolima para encaminarse en la tabla y establecer un diálogo un poco más idílico con su afición. 

El estadio lució como casi siempre, vacío. Llama la atención que quienes antes eran hinchas de radio hayan mutado en una nueva generación de hinchas pasionales desde el discurso, pero distantes en el apoyo: los hinchas de teclado. Luego de la derrota ante Millonarios, los internautas vapulearon en redes al equipo tolimense. Incluso hubo algunos que pedían la salida de David González. 

Una vez pasada la tormenta, vino la goleada. El equipo “Pijao” se paseó por su cancha con un fútbol fluido. Lucumí vuelve a ser de a poco el jugador diferencial que todos conocemos. Juan Pablo Nieto se disfrazó de goleador y con su clase habitual le trajo contundencia al ataque local. Yeison Guzmán merece todos los halagos, los hinchas de Tolima corren desesperados a las librerías para comprar diccionarios que les permitan encontrar palabras suficientes para valorar al mago de la 10. 

Los errores en salida que habían sido sinónimo de taquicardia en la hinchada Pijao no fueron preocupantes en esta ocasión. Salvo el rechazo fallido de Gustavo Ramírez que permitió el descuento de la visita, el equipo supo administrar el balón desde su propio campo. 

El paraguayo, que escribe su segundo capítulo en la institución, enmendó rápidamente su yerro y con una definición tipo Van Basten enterró en el ostracismo su malogrado rechazo. 

Fue poética la presentación de Tolima en la última salida ante La Equidad. En algunas entrevistas el profesor David González se ha declarado admirador de la obra de William Ospina. El juego de su equipo frente a los “aseguradores” emuló la fuerza narrativa de algún párrafo de Ursúa o del País de la canela. 

Ahora, hinchas, jugadores y cuerpo técnico viven horas dulces, mientras en el horizonte se empiezan a asomar las fauces del Jaguar de Montería. Un equipo al que la urgencia de victorias le resulta ineludible. 

 

Jhonny Lozano

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