Pero más decisivo aun es el hecho que los ibaguereños y en general los tolimenses elijamos y elijamos bien a quienes van a ser nuestros mandatarios y representantes durante los próximos cuatro años.
Hoy el elector debe procurar ser mucho más selecto al momento de elegir; atrás tiene que quedar el pensamiento según el cual el mejor candidato era aquel que su discurso estaba compuesto por una fina retorica y excelsa oratoria que conmovÃa a cualquier tipo de auditorio; también tiene que empezar a dejar de creer en el discurso politiquero y raquÃtico del “Yo Trabajaré por la educación, Trabajaré por la salud, Trabajaré por el empleo, Trabajaré por la seguridad, Trabajaré por el agua, apóyenme porque soy buenoâ€; dejar de creer en los candidatos mesiánicos que aseguran tener la fórmula mágica para resolver todos los problemas de la región de llegar a ser elegidos, llegando inclusive autoproclamarse como los “salvadores del puebloâ€.
Por otra parte, la existencia de otra tipologÃa de candidatos quienes contaron con la fortuna de obtener la bendición de un máximo jerarca polÃtico (llámese expresidente, exministro, Senador de la República, Representante a la Cámara, Gamonal o Cacique), y vienen avanzando en el proceso de consolidación de lÃderes y dirigentes los cuales son orientados directamente por los patriarcas hacia aquellos candidatos ungidos con el anhelado apoyo, tienen que ser objeto de un minucioso análisis por parte del elector, quien más que acatar la sugerencia, orden o recomendación dada, debe verificar primero si el candidato cumple con las expectativas mÃnimas de preparación y formación para el correcto desempeño del quehacer polÃtico, asà como la credibilidad y grado de aceptación y confianza que éste tenga teniendo en cuenta su trabajo y gestión por la comunidad.
Sin embargo, el riesgo en estas elecciones es cada vez más latente ante la presencia de poderosos candidatos, quienes sin escatimar esfuerzo alguno para demostrar ostentación y opulencia, han colocado sendas vallas publicitarias en diferentes lugares de la ciudad, pasacalles por todas las comunas y barrios, difusión de creativas y pintorescas cuñas radiales, algunas de ellas cantadas por artistas famosos (y por tanto costosos), que suenan en todas las emisoras (AM y FM) y cuyas reuniones están generalmente cargadas de rifas, premios y obsequios que van desde planchas, ollas, licuadoras, hasta bultos de cemento, ladrillos y tejas de zinc, demostrando tales candidatos su evidente falta de capacidad para proponer y discernir con autoridad sobre temas de ciudad.
Hoy la región debe apuntarle a elegir los mejores candidatos, los más capacitados, apostarle a la Tecnocracia, que significa literalmente "gobierno de los técnicos"; es decir, un gobierno manejado por personas que tengan una mayor formación técnica con plena suficiencia de la competencia para la gestión de la cosa pública, para que sean ellos quienes desplacen de la arena polÃtica los demonios de la incompetencia, corrupción e individualismo que caracteriza a varios personajes que tradicionalmente viven de ella, constituyéndose su comportamiento en el factor determinante numero uno de esa desconfianza que hoy sienten los ciudadanos cada vez que acuden a las urnas. ¿PolitiquerÃa o Tecnocracia? El pueblo tolimense será quien decide.
(*) Candidato al Concejo de Ibagué por el Partido Liberal
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