El pensamiento disruptivo

Guillermo Pérez Flórez

Toda revolución empieza en la cabeza.
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Con una idea que cuestiona lo establecido, y propone una transformación, hacer las cosas de manera diferente. Es decir, innovando. 

El mundo está lleno de estas historias, desde tiempos inmemoriales, desde que se inventó la rueda, la escritura o se descubrió el fuego. Tal es la crónica de la especie humana.

Steve Jobs, el cofundador de Apple, es uno de los grandes revolucionarios de nuestro tiempo, cambió la forma de comunicarnos, de trabajar y de procesar la información, con dispositivos tecnológicos, como los teléfonos inteligentes, las tabletas o los reproductores de música. Fue uno de los hombres contemporáneos más influyentes. Precisamente, sobre su capacidad disruptiva versará la conferencia de Alfonso Reyes Alvarado en la Universidad de Ibagué el próximo martes a las cinco de la tarde. Actividad organizada para celebrar el primer año de vida de la librería Pérgamo, proyecto impulsado por esta institución y el colegio San Bonifacio de las Lanzas. Cito a Jobs por su importancia, aunque en realidad quiero hablarles de Reyes, el inspirador de una revolución silenciosa, en este prestigioso campus universitario, y conocedor de la vida de Jobs, con quien comparte la trascendencia del pensamiento disruptivo y el deseo de innovar.  

A Reyes se debe que Ibagué tenga un centro de investigación que agrupa a varios laboratorios, bajo el paraguas de la bioeconomía. Me refiero a ‘Colibrí’. Es posible que muchas personas en el Tolima y en Colombia no sepan de su existencia. Para darles una idea de su importancia, les cuento que, en alianza con la universidad de los Andes, el ICESI y empresas privadas del Valle, investiga cómo combatir el Alzheimer, o cómo hacer más eficiente la producción de hortalizas, dentro del concepto de economía circular, en la cual no existen desechos y se minimiza la contaminación. Un modelo de producción limpio, orientado a innovar y a tener un consumo responsable. El sector agrícola del Tolima y de Colombia toda, podría beneficiarse mucho si Colibrí tuviese respaldo de los sectores público y privado. Además, inspiró la aprobación de una ordenanza departamental para que la bioeconomía tenga un marco normativo en el departamento.

Reyes es consciente de que el momento actual es especialmente desafiante y que la mejor herramienta para encararlo es la educación. De allí su obsesión en lo que denomina la ‘universidad necesaria’, aquella acorde con el mundo actual. Sabe que la academia demanda cambios profundos y de la importancia de modificar los métodos de enseñanza y estudio, así como sus formas organizativas. Sabe que si seguimos haciendo las cosas como las hacemos, el rezago será inevitable. Como rector ha orientado cambios que permitirán, en pocos años, hacer de la Universidad de Ibagué un referente nacional. Diferentes gurús vienen afirmando que en la próxima década se destruirán el 40% de los puestos de trabajo que existen. Es una realidad inatajable, de manera que actuar es absolutamente mandatorio, de allí la pertinencia de sus reformas. Alfonso Reyes deja la UI en un punto muy alto, todo un reto para quien le suceda.

Pensar disruptivamente, romper esquemas mentales y superar viejos paradigmas es indispensable para entender el mundo y adaptarse a los cambios. Reyes pertenece a esa clase de hombres y de mujeres con capacidad para hacerlo. Será placentero y útil escucharlo hablar de una leyenda viva, como Steve Jobs.

Guillermo Pérez Flórez

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