A propósito de la cátedra inaugural ofrecida por Hernando Gómez Buendía en la Universidad de Ibagué sobre el papel de la Universidad en el postconflicto vale la pena reflexionar sobre una de sus afirmaciones: “Es necesaria la construcción de una política sin violencia, compuesta con base en ideas y no de ideologías”.
La invitación del conferencista durante la cátedra inaugural es una clara provocación a pensar en nuevas ideas que le regresen al ciudadano su libertad y lo aleje de la manipulación ideológica.
Está demostrado de diversas formas que en Colombia existe violencia política, la cual desde hace décadas se ha apoltronado en nuestro sistema político y aunque se ha trabajado institucionalmente en cómo terminarla aún no se logra hacer.
Las expresiones de corrupción, exclusión y clientelismo son algunas de las formas en cómo se expresa dicha violencia.
En la tesis de Gómez Buendía se resalta la presencia negativa de las ideologías para el fortalecimiento de la violencia política expresada desde hace muchos años en violencia partidista.
Sin embargo, aunque la propuesta es llamativa a primera vista bien vale la pena recordar a que se refiere la ciencia política cuando habla de ideología: “La ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, una colectividad o una época”. Así las cosas pareciera que la propuesta de cambiar las ideologías por las ideas no es posible porque sin las segundas no existe la primera.
Ahora bien, la referencia de ideologías por parte de Gómez Buendía trae al debate la presencia de alguna de estas: El Fascismo en la idea de la nación por encima del individuo, la obediencia de las masas, la concentración del poder en un individuo que ejerce como líder y en el machismo; El Nacionalismo con la nación como referente de identidad de un territorio completo; y, el Liberalismo como aquella ideología que apuesta de manera contundente por lo que es la división de poderes del Estado, la democracia representativa, los derechos individuales de los ciudadanos y el estado de derecho, sin olvidar tampoco lo que es la tolerancia religiosa, la igualdad entre personas y el derecho a la propiedad privada.
En cuanto a la función de la ideología esta tiende a conservar o a transformar el sistema social, económico, político o cultural existente y para ello reflexiona sobre la actuación de la sociedad y elabora un plan de acción que busca la sociedad ideal.
Así pues, vale la pena preguntarse ¿es la ideología la responsable de la violencia política? A mi juicio, no lo es.
Ahora bien, comparto con Gómez Buendía que terminar la violencia política es imperativo en una época después del conflicto. La tarea es debatir la pertinencia de las ideas en la formación de la ideología y así establecer su pertinencia para un periodo de postconflicto en Colombia. De otro lado es claro que el uso de otros medios, algunos ilegales, le han permitido a algunos políticos, escudándose estos en ideologías, fortalecerse electoralmente a través de la violencia política.
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