La búsqueda de la paz

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No nos llamemos a engaño. Cuando se firmen los acuerdos con los grupos subversivos, si es que se firman, al día siguiente no vamos a estar en paz, ni la tan carareada palabrita va a resolverle el problema de vivienda, salud, educación, manutención y empleo a los millones de necesitados que atiborran las calles de las ciudades en el país.

La paz es un embeleco como la felicidad; todos la anhelamos, algunos dicen que la sienten, pero nadie sabe cómo es.

Para que exista paz verdadera es necesario que desaparezcan, o al menos se minimicen, los factores que originaron el desequilibrio en la sociedad. Y eso no se logra de la noche a la mañana.

Es más, no se ha logrado durante los 204 años de vida “independiente”, que celebramos el pasado domingo, con una dirigencia inmune a las necesidades de la sociedad. Por el contrario, ella exhibe cada vez más su apetito voraz por el presupuesto nacional.

Miremos, por ejemplo, el tema de la salud. Cuándo se firmen los acuerdos, ¿saldrán los negociantes de las entidades de salud para permitir que los dineros sean invertidos efectivamente en quien los necesita? Pienso que no. No saldrán.

Miremos, igualmente por encima, el tema de la educación. Para que tengamos ciudadanos responsables se necesita pensar en educar desde ya por lo menos dos generaciones para que dentro de unos 20 años sintamos que habitan nuestro entorno personas responsables de sí mismas y de la sociedad.

Primero habrá que reformar el sistema educativo, el pensum escolar, la formación de educadores y… Y eso tampoco se logra de un año para otro.

Y para qué hablar de lo demás. La implementación de los acuerdos, por más buenas intenciones que se tengan, copará varias décadas de trabajo y dedicación, tiempo durante el cual es muy factible que desfallezcan los líderes y se resquebraje la voluntad de los comprometidos en sacar adelante el proyecto de la paz.

Parece ser que a eso es a lo que le llaman el posconflicto. Ya muchos estarán pensando en cuánta tajada podrán sacar de ese ente amorfo que manejará los temas más abstractos e inasibles del futuro del país. Lo único que importa es el billete, cono dicen los que no tienen ningún interés en que se mejore la vida de los colombianos.

Tienen tiempo los derechistas para atomizar cualquier progreso y volver al estado en que una maza ignara los secunda sin cuestionar ninguna orden.

Mientras tanto, nos desgastamos en saber si perdonamos o no, en si olvidamos o no, en si nos abrazamos o no y en la maraña de leyes y condiciones naufraga la verdadera búsqueda de la paz.

Perdónenme. Y eso que no soy pesimista.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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