Ejercitar el espíritu

Justamente en Ibagué, el tema del suicidio, desafortunadamente ha sido protagonista en los últimos años, y aunque mucho se habla de prevenir dicho flagelo, poco se hace para erradicarlo, pues no ha existido una política seria que enfrente el asunto como lo que es: un problema de salud público.

No hay duda de que la enfermedad que más afecta a los seres humanos en el nuevo siglo es el estrés. Diversos estudios han comprobado que ese mal, que quizás en épocas anteriores la gente no percibía, actualmente afecta una gran cantidad de personas en el mundo, y tan solo en Estados Unidos, la tercera parte de su población, padece del mismo.

Sin embargo, el estrés no llega solo. A ello, se le suelen agregar otro tipo de trastornos como la ansiedad y la depresión, y que inexplicablemente terminan convirtiendo a la persona que vive con ello, en un suicida en potencia, a menos que esta decida tomar un tratamiento psicológico, fortalecer su espíritu y/o medicarse.

Justamente en Ibagué, el tema del suicidio, desafortunadamente ha sido protagonista en los últimos años, y aunque mucho se habla de prevenir dicho flagelo, poco se hace para erradicarlo, pues no ha existido una política seria que enfrente el asunto como lo que es: un problema de salud público.

Según lo denunciado recientemente por el concejal Pedro Mora, en el último lustro, casi mil personas han intentado suicidarse en Ibagué, cifra preocupante, teniendo en cuenta, que al menos en este gobierno, la administración Jaramillo, ha dado muestras de querer trabajar en el tema de salud mental. Sin embargo, y según lo denunciado por Mora, aquellos recursos destinados para ello, que no han sido pocos, últimamente no fueron ejecutados como debiera ser, ni en los tiempos establecidos, cosa que resulta siendo un saludo a la bandera.

Frente a ello, habría que decir, que, aunque resulta necesario que sea el Estado, quien garantice la lucha contra la depresión, y contra el suicidio, como cualquier otra enfermedad, el tema resulta siendo casi personal y espiritual, en donde cada quien debe decidir cómo vivirlo y asumirlo. Así como hay lugares para ejercitar el cuerpo, mejorar la figura, y tonificar los músculos, ya sea por salud o por temas de autoestima, de la misma forma hay cientos de sitios y opciones para quien desee fortalecer su mente y espíritu, lo hagan de acuerdo a sus creencias y vivencias.

Hoy en día, es común ver los gimnasios atiborrados de gente, que quiere verse esbelta, de mejor semblante, pero pocos se preocupan por ser mejores personas, por fortalecer su mente, y mejorar como seres humanos, y cuando hablamos de ello, no necesariamente hacemos referencia a la religión, porque, incluso las iglesias se llenan semanalmente, pero ni siquiera asistir a la misa, es garantía de que alguien es buena persona.

Desde luego, que solamente quien ha vivido una situación de desánimo y ha pensado en el suicidio, puede saber qué se siente, y cómo se vive; y la intención jamás debe ser juzgar sus decisiones y/o pensamientos. Pero el llamado que queremos hacer desde aquí, es a la reflexión, al apego a la vida, que nadie dijo que era fácil, pero que es una sola, y que vale la pena vivirla.

REDACCIÓN EDITORIAL

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