Ante las afectaciones, el presidente Gustavo Petro declaró la situación de desastre nacional. Los esfuerzos se concentrarán principalmente en La Guajira, Chocó y Bogotá, pues son las regiones con mayores estragos, pero es posible que otros departamentos resulten afectados, ya que las lluvias se prolongarán hasta diciembre.
El más asolado es el Chocó, con 22 municipios afectados y más de 30.000 familias damnificadas; el 85% del territorio está inundado y no deja de llover. Para completar los males, unas 45.000 personas, residentes en las riberas de los ríos San Juan, Sipí y Cajón, están confinadas por cuenta de un “paro armado” ordenado por el ELN. Así que las circunstancias en que viven los chocoanos son extremadamente difíciles.
Entre tanto, en La Guajira las lluvias han perjudicado a más de 10.000 familias y en Bogotá se presentaron graves inundaciones en el norte de la capital. También se han presentado fuertes precipitaciones en Santander, en especial en el municipio de San Vicente de Chucurí, donde la creciente de una quebrada dejó una persona muerta y dos desaparecidos.
Pese a que en el Tolima también se han incrementado las lluvias, no se han registrado tragedias que lamentar; solo los habituales cortes de agua en Ibagué, debido a la turbiedad del agua en la bocatoma del acueducto. Sin embargo, el Ideam informó que el municipio de Carmen de Apicalá se encuentra en alerta roja por la probabilidad de crecientes súbitas del río Sumapaz y sus afluentes.
La medida que adoptó el Gobierno Nacional permitirá realizar traslados de recursos de entidades que no tienen que ver con desastres para intervenir en los lugares en los que más se necesita. Así mismo, coordinar acciones de respuesta rápida, acceder a fondos de emergencia y desplegar equipos de socorro.
Las ayudas no dan espera; en especial para los chocoanos, una población que ha padecido por décadas el olvido de las administraciones centrales y que enfrenta una verdadera catástrofe.
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