Hay que poner la educación en primer lugar

Las inequidades en la educación disminuyen las posibilidades para miles de jóvenes de acceder a pregrados y posgrados, y de aspirar a oportunidades laborales bien remuneradas, con lo cual se perpetúan la pobreza y la exclusión entre las poblaciones de menos recursos y que residen en zonas apartadas.

El Tolima vive un alarmante retroceso en la calidad educativa. Hace algunas semanas notábamos que los colegios del Departamento desaparecieron de los primeros lugares en el ranking de las Pruebas Saber 11. Se evidenció, así mismo, el crecimiento de la brecha entre establecimientos públicos y privados; así como entre la zona rural y las ciudades. 

Fenómenos como la repitencia, el matoneo, la deserción, el creciente desinterés de los estudiantes, la falta de docentes, de material didáctico e instalaciones; la inexistencia de métodos innovadores y pertinentes; en el campo, las deficiencias en el transporte y la alimentación escolar, están llevando a una crisis en el sistema educativo. 

El acceso a internet es prácticamente inexistente en la mayor parte de las zonas rurales. A esto se añade modelo educativo desactualizado y alejado de los avances de las TIC. Los docentes están en el deber de actualizar tanto los métodos educativos acordes con la realidad como la aplicación de estrategias innovadoras y atractivas para motivar a los estudiantes.

Si en muchas instituciones educativas el acceso a internet y a las herramientas tecnológicas es limitado, la posibilidad de emplear la inteligencia artificial en los procesos de aprendizaje es aún lejana, en especial en las zonas rurales y vulnerables, con lo cual el rezago escolar es cada vez mayor. Estamos a muchos años de igualar el aprendizaje y la formación en otras regiones del país y, por supuesto, de los países más desarrollados.

Las inequidades en la educación disminuyen las posibilidades para miles de jóvenes de acceder a pregrados y posgrados, y de aspirar a oportunidades laborales bien remuneradas, con lo cual se perpetúan la pobreza y la exclusión entre las poblaciones de menos recursos y que residen en zonas apartadas. La educación deficiente también produce un impacto negativo en el progreso del Departamento, pues su población no estará en capacidad de liderar ni ejecutar procesos de desarrollo para la región.

El reto que tendrá la educación del Tolima para los próximos años es atraer a los jóvenes, crearles un entorno de aprendizaje motivante, capacitar a los docentes en nuevas tecnologías, en inteligencia artificial, en enseñanza innovadora y pertinente, e implementar de manera urgente y prioritaria la tecnología en las aulas. ¿Cómo se están preparando el Tolima y su capital para encarar estos desafíos?

 

EL NUEVO DÍA

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