Puede que la frase suene algo trágica, dramática. Quizás hace 20 años lo habría sido pero no hoy, no en nuestra América Latina de Siglo XXI. Los golpes coyunturales suelen ser una fuente para la creatividad y la innovación y hoy el mundo es río revuelto; lleno de sacudidas y altibajos, pero también de oportunidades.
El cambio de paradigmas en el modelo económico mundial traerá nuevas necesidades y el mundo entero tendrá que acostumbrarse, si no a la escasez, si a la eficiencia operativa y a modelos más potentes de gestión, más innovadores. Modelos en dónde el enfoque central sea actuar en función de la detección y solución de lo que el cliente necesita, pero también lo qué quiere y desea.
¡Imposible! dirán algunos, ¡es uno u otro! Piensa otra vez, pueden ser ambos, deben ser ambos: Innovación es la respuesta. Veamos en los detonadores de los grandes cambios disruptivos a nivel global. En todos los terrenos, tecnología, turismo, gastronomía, procesos organizacionales, autoservicio, etc., la oferta es cada vez más diferenciada y a un costo más atractivo.
Piensa por un momento que sería de las pc´s, los mp3, las tablets o los boletos de avión, si su tendencia fuera únicamente subir de precio o sacrificar ventajas: sencillamente estarían muertos.
La búsqueda incesante de los imposibles y las formas de materializarlos en la realidad de las empresas constituye el esfuerzo central de la innovación. Y lo es no sólo en la transformación de ideas en productos de venta sino también de procesos internos y servicios, cuyo resultado sea incrementar dramáticamente la eficiencia operativa.
Sin embargo, el enigma sigue centrado en cómo lograr superar el día a día, la rigidez organizacional, la presión y el desgaste interpersonal para generar más ideas capaces de producir innovación y mayores recursos. A riesgo de parecer ligero, pero en obsequio a la brevedad del espacio impreso, permíteme proponer tres simples pasos para dibujar la ruta de la innovación:
1) Fomentar una cultura de fácil tránsito a la creatividad y las ideas. Todo gran proyecto comenzó con una idea que maduró, se convirtió en un proyecto-solución y posteriormente en un producto.
2) Adoptar un método para guiar el tránsito idea-solución-prototipo-producto y asigna un recurso que le dé sustento. No importa si es mucho o poco, pero que sea claramente orientado a esa actividad.
3) Asignar metas concretas e indicadores que permitan ubicar dónde estamos. Lo que no se mide no se puede mejorar, algunos radicales dirían que lo que no se mide, simplemente ¡no existe!.
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