Juegos Nacionales, contra el reloj

Falta poco más de un año para los Juegos Nacionales y Paranacionales, en Chocó y Tolima, y no hay obras. Chocó merece construir esa infraestructura. Sus dirigentes y habitantes deben actuar.

Faltan escasos 13 meses para la inauguración de los XX Juegos Nacionales y IV Paranacionales 2015, en Chocó y Tolima, con muchos interrogantes sobre su viabilidad, ya que en ninguna de las dos sedes se ha puesto la primera piedra para la construcción de los escenarios.

A pesar de ello, los dirigentes deportivos departamentales y nacionales aseguran la realización del certamen e invitan a los atletas de todo el país a que se preparen para esta cita cuatrienal, que en esta ocasión tendrá una inversión prevista de 256 mil millones de pesos.

La situación en Tolima es un poco menos grave, porque allí por lo menos ya fueron aprobados los diseños. La mayor incertidumbre en Chocó, donde, como lo han podido constatar los periodistas de El Coolombiano, sus propios habitantes se muestran incrédulos, como también sus deportistas que ni siquiera reciben apoyo para su preparación como anfitriones.

La comunidad deportiva nacional exige definiciones y respuestas concretas frente al tema, y los llamados a responder son la Gobernación del Chocó y las alcaldías de Quibdó, Acandí, Istmina y Bahía Solano, además del Gobierno nacional. Los primeros, porque aceptaron organizar los torneos en 16 disciplinas y no han sido eficientes en las gestiones, y el segundo porque a la hora de elegir las sedes, respondiendo más a intereses políticos, le ha faltado más presencia allí, jalonando y direccionando los procesos.

El Gobierno nacional no se puede cruzar de brazos, pues no basta con ofrecer un dinero que dice tener listo. Y a esto se suma el extraño silencio de las federaciones que organizan los campeonatos y, hasta ahora, no aportan nada.

En toda esta problemática se nota, de nuevo, una improvisación grande, un ejercicio al revés: primero surge una propuesta deportiva (organizar las justas en determinada región) antes que verificar la infraestructura en diferentes sectores (vial, hotelera, comunicaciones, vivienda, acueducto, etc.), habría que tener establecido el cronograma de obras que, pasadas las competencias, quedarán para beneficio de la comunidad. Y esto requiere tiempo, planeación y los recursos asegurados.

Poco se ha pensado, por ejemplo, en las dificultades para el acceso de los atletas, que en esta ocasión deberán llegar a algunas subsedes vía aérea o acuática. Poblaciones que por muchos años han carecido de los mínimos servicios públicos -una muestra más del abandono del Estado- ven como una utopía que en un abrir y cerrar de ojos se solucionen sus problemas.

No tendría presentación que a última hora se cambiara alguna de las sedes o, lo que es peor, se aplazara el evento, afectando a las delegaciones que han invertido tiempo y dinero en la preparación. Aparte de frustrar los sueños de los deportistas.

La construcción de escenarios es una de las mayores motivaciones de las regiones. Es la herencia que anhelan para futuras generaciones de deportistas. En Quibdó, por ejemplo, solo hay una pista atlética de carbonilla, una cancha sintética y un viejo coliseo. Y corre el tiempo sin que se pongan las pilas.

Si en verdad hay compromiso con Chocó es hora de dar verdaderas muestras de respaldo estatal. Que requiere, por supuesto, el concurso de su propia población y de su dirigencia. También ellos tienen que tomar la iniciativa, exigir y responder a los retos. El tiempo apremia, y sus habitantes no merecen quedarse solos ante tal responsabilidad con el país.

Credito
EDITORIAL DE EL COLOMBIANO

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